Durante siglos, los agricultores que vivían cerca del río Amarillo habían construido diques para contener los ríos, que con el tiempo crecían más porque, al no poder inundarse, tenían que depositar su limo en el lecho del río. En 1887, esta crecida del río, hinchada por días de fuertes lluvias, superó los diques alrededor del 28 de septiembre, provocando una enorme inundación. Dado que no existe una unidad internacional para medir la fuerza de una inundación, ésta se suele clasificar según el alcance de los daños causados, la profundidad del agua y el número de víctimas.
Se cree que las aguas del río Amarillo rompieron los diques en Huayuankou, cerca de la ciudad de Zhengzhou, en la provincia de Henan. Debido a las llanuras bajas cercanas a la zona, la inundación se extendió muy rápidamente por todo el norte de China, cubriendo unas 50.000 millas cuadradas (130.000 km2), anegando asentamientos agrícolas y centros comerciales. Tras la inundación, dos millones de personas se quedaron sin hogar. La pandemia resultante y la falta de productos básicos se cobraron tantas vidas como las que se perdieron directamente en la inundación. Fue una de las peores inundaciones de la historia, aunque la posterior inundación del río Yangtze-Huai de 1931 pudo haber matado hasta cuatro millones de personas.