Antígeno de la membrana epitelial–un discriminante diagnóstico en patología quirúrgica: perfil inmunohistoquímico en neoplasias epiteliales, mesenquimales y hematopoyéticas utilizando secciones de parafina y anticuerpos monoclonales

Las glicoproteínas aisladas de las membranas de los glóbulos grasos de la leche humana, designadas como antígeno de membrana epitelial (EMA), se han detectado inmunohistoquímicamente en la mayoría de los epitelios no neoplásicos y son potencialmente un marcador muy eficaz para establecer la naturaleza epitelial de las células neoplásicas. Con anticuerpos monoclonales disponibles en el mercado y una técnica de inmunoperoxidasa indirecta, se evaluó la localización de EMA en tejidos embebidos en parafina de una amplia variedad de neoplasias (320 especímenes). Los adenocarcinomas de diversas localizaciones primarias (mama, pulmón, colon, estómago, páncreas, vesícula biliar, próstata, glándulas endocrinas, ovario, riñón y tiroides) fueron inmunorreactivos para EMA en 88 de 97 casos (91%). La tinción citoplasmática y de la membrana luminal apical fueron los patrones más comunes de inmunorreactividad, con tinción de la membrana periférica u otros patrones también observados en algunas neoplasias. Los carcinomas de células escamosas (13 de 13 casos) y de células transicionales (12 de 12 casos), los carcinomas anaplásicos de células pequeñas (12 de 12 casos) y los mesoteliomas (seis de seis casos) también fueron uniformemente positivos para EMA. Los linfomas malignos de tipo Hodgkin (15 casos) y no Hodgkin (74 casos), excepto los linfomas histiocíticos verdaderos y los linfomas de células T ocasionales, no eran reactivos para EMA. Las células plasmáticas neoplásicas y no neoplásicas mostraron una positividad variable de la EMA. Las neoplasias endocrinas (17 casos), incluidos los tumores carcinoides, el carcinoma medular de tiroides, los carcinomas adrenocorticales y los feocromocitomas, y los tumores de células germinales (ocho casos, carcinoma embrionario y seminoma), así como una amplia variedad de tumores de tejidos blandos (27 casos), carecían en general de inmunorreactividad para la EMA; las excepciones a este hallazgo fueron los sarcomas sinoviales y un sarcoma epitelioide. Los melanomas malignos (ocho casos) fueron típicamente no reactivos. Basándonos en las observaciones de esta gran serie de neoplasias, la EMA es un excelente marcador de diferenciación epitelial, parece ser muy fiable para discriminar entre carcinomas poco diferenciados y linfomas malignos, y es especialmente útil para caracterizar los carcinomas anaplásicos de células pequeñas. La inmunorreactividad del antígeno de la membrana epitelial se conserva bien en secciones de parafina de tejidos procesados de forma rutinaria, lo que facilita la aplicación de esta técnica en la patología quirúrgica de diagnóstico.

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