La Reforma y la posterior contrarreforma abarcan algunas de las transiciones religiosas, sociales y políticas más arrolladoras de la época del Renacimiento. Ambos movimientos ejercen una profunda influencia en la música de la época. De hecho, exploraremos algunos de los efectos de la Reforma Protestante en la música, concretamente los planteados por Martín Lutero, un poco más adelante, cuando estudiemos las cantatas de J.S. Bach en el Barroco. Por ahora, una visión general de la Reforma será suficiente. Mientras lee aquí, fíjese en la mención del papel de la imprenta y la respuesta de la Iglesia católica, la contrarreforma. La siguiente página se centrará en la contrarreforma y sus efectos en la música del Renacimiento, concretamente en la de Giovanni Pierluigi da Palestrina.
La Reforma Protestante, a menudo denominada simplemente Reforma, fue el cisma dentro del cristianismo occidental iniciado por Martín Lutero, Juan Calvino, Huldrych Zwingli y otros de los primeros reformadores protestantes.
Aunque antes de Lutero hubo importantes intentos de reforma de la Iglesia católica romana -como los de Jan Hus, Peter Waldo y John Wycliffe- es Martín Lutero quien se reconoce ampliamente como el iniciador de la Reforma con su obra Las noventa y cinco tesis de 1517. Lutero comenzó criticando la venta de indulgencias, insistiendo en que el Papa no tenía autoridad sobre el purgatorio y que la doctrina católica de los méritos de los santos no tenía fundamento en el Evangelio. Los ataques se ampliaron hasta abarcar muchas de las doctrinas y prácticas devocionales católicas. El nuevo movimiento dentro de Alemania se diversificó casi inmediatamente, y otros impulsos reformistas surgieron independientemente de Lutero. Las agrupaciones más grandes fueron los luteranos y los calvinistas, o reformados. Las iglesias luteranas se fundaron sobre todo en Alemania, el Báltico y Escandinavia, mientras que las reformadas lo hicieron en Francia, Suiza, Hungría, los Países Bajos y Escocia. El nuevo movimiento influyó decisivamente en la Iglesia de Inglaterra después de 1547, bajo Eduardo VI e Isabel I, aunque la iglesia nacional se había independizado bajo Enrique VIII a principios de la década de 1530 por motivos políticos más que religiosos. También se produjeron movimientos de reforma en toda Europa continental, conocidos como la Reforma Radical, que dio lugar a los movimientos anabaptistas, moravos y otros movimientos pietistas.
Aunque la motivación principal de estos cambios era teológica, hubo muchos otros factores que influyeron, como el auge del nacionalismo, el Cisma de Occidente, que erosionó la fe de la gente en el papado, la corrupción de la Curia y los nuevos conocimientos del Renacimiento, que cuestionaron gran parte del pensamiento tradicional. A nivel tecnológico, la difusión de la imprenta proporcionó los medios para la rápida diseminación de materiales religiosos en lengua vernácula.
La Iglesia Católica Romana respondió con una Contrarreforma iniciada por el Concilio de Trento. La nueva orden de los jesuitas, muy bien organizada, realizó una gran labor de lucha contra el protestantismo. En general, el norte de Europa, con la excepción de la mayor parte de Irlanda, quedó bajo la influencia del protestantismo. El sur de Europa siguió siendo católico romano, mientras que Europa central fue escenario de un feroz conflicto, que culminó en la Guerra de los Treinta Años, que la dejó masivamente devastada.