Extraer la roca aurífera del suelo es sólo el primer paso. Para aislar el oro puro, las empresas mineras utilizan un complejo proceso de extracción. El primer paso de este proceso es descomponer los grandes trozos de roca en piezas más pequeñas. En un molino, grandes máquinas conocidas como trituradoras reducen el mineral a trozos no más grandes que la grava de la carretera. A continuación, el material similar a la grava entra en unos tambores giratorios llenos de bolas de acero. En estos tambores, el mineral se muele hasta convertirse en una fina lechada o polvo.
A continuación, los operarios del molino espesan la lechada con agua para formar la pulpa y la hacen pasar por una serie de tanques de lixiviación. La lixiviación disuelve el oro del mineral utilizando un disolvente químico. El disolvente más común es el cianuro, que debe combinarse con el oxígeno en un proceso conocido como carbono en la pulpa. Cuando el cianuro y el oxígeno reaccionan químicamente, el oro de la pulpa se disuelve. Cuando los trabajadores introducen pequeños granos de carbón en el tanque, el oro se adhiere al carbón. La filtración de la pulpa a través de cribas separa el carbón que contiene oro.
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El carbón pasa a un recipiente de despojo donde una solución cáustica caliente separa el oro del carbón. Otro conjunto de cribas filtra los granos de carbón, que pueden reciclarse para su posterior procesamiento. Por último, la solución aurífera está lista para la electrodeposición, que recupera el oro de los productos químicos de lixiviación. En la electrodeposición, los operarios vierten la solución aurífera en un recipiente especial conocido como celda. Los terminales positivo y negativo de la celda suministran una fuerte corriente eléctrica a la solución. Esto hace que el oro se acumule en los terminales negativos.
La fundición, que permite obtener oro casi puro, consiste en fundir los terminales negativos en un horno a unos 2.100 grados F (1.149 grados C). Cuando los trabajadores añaden una mezcla química conocida como fundente al material fundido, el oro se separa del metal utilizado para hacer los terminales. Los trabajadores vierten el fundente y luego el oro. Se utilizan moldes para transformar el oro líquido en barras sólidas llamadas barras doré. Estas barras de baja pureza se envían luego a refinerías de todo el mundo para su posterior procesamiento.