Crecimiento, eficacia y seguridad de la alimentación con un fortificante de leche humana enriquecido con hierro

Objetivo: Las tasas de supervivencia de los niños prematuros que pesan entre 501 y 1500 g al nacer han seguido mejorando con el tiempo. En respuesta a esta continua disminución del peso al nacer de los recién nacidos prematuros supervivientes, Enfamil Leche Humana Fortificante se ha reformulado recientemente para satisfacer las necesidades nutricionales de estos bebés más pequeños y de crecimiento más rápido. Ahora proporciona un mayor nivel de proteínas de 1,1 g/58 kJ, un menor nivel de carbohidratos de 0,2 g/58 kJ y un contenido combinado de ácidos grasos linoleicos y alfa-linolénicos de 157 mg/58 kJ. Como estos bebés prematuros muy pequeños tienen una mayor necesidad de hierro en la dieta, el fortificante se ha complementado con 1,44 mg/58 kJ de hierro, una cantidad de hierro similar a la proporcionada en una fórmula típica para bebés a término fortificada con hierro. Un producto enriquecido con hierro evita la necesidad de administrar un suplemento de hierro, una intervención que induce a la hiperosmolaridad. El objetivo de este estudio prospectivo, doble ciego, aleatorizado y controlado fue evaluar el crecimiento, la seguridad y la eficacia en una población de lactantes prematuros de muy bajo peso al nacer (MBPN) que recibieron leche humana fortificada con el producto de prueba fortificado con hierro en polvo (HMF-T) o un producto de control fortificado con leche humana en polvo disponible en el mercado (HMF-C).

Métodos: Los lactantes que pesaban < o =1500 g, tenían una edad gestacional < o =33 semanas de edad postmenstrual, y tenían una ingesta enteral de al menos 100 mL/kg por día de leche humana no fortificada fueron estratificados por género y peso al nacer y aleatorizados para recibir el producto HMF-T o HMF-C desde el día 1 del estudio hasta el día 28 del estudio, el alta hospitalaria o la finalización de la alimentación con leche humana, lo que ocurra primero. Salvo indicación médica, los investigadores no debían administrar suplementos de hierro entre los días 1 y 14 del estudio. Se evaluó el crecimiento de los lactantes en serie; la ingesta enteral y parenteral; los valores químicos y hematológicos del suero; las historias clínicas, incluida la administración de transfusiones de sangre; la tolerancia a la alimentación; los resultados respiratorios; y las morbilidades, incluidos los acontecimientos adversos.

Resultados: De los 181 lactantes participantes en este estudio, 96 recibieron HMF-T y 85 recibieron HMF-C. En el momento de la aleatorización, no hubo diferencias significativas en las características de los lactantes entre los grupos de enriquecimiento. El porcentaje de participantes que permanecieron en el estudio durante 28 días fue similar entre los grupos de enriquecimiento (57% HMF-T, 46% HMF-C). Para ambos grupos de enriquecimiento, las razones más frecuentes para interrumpir el estudio antes del día 28 fueron la falta de disponibilidad de leche humana y el alta hospitalaria. La tasa de aumento de peso fue similar entre los grupos de enriquecimiento (17,5 +/- 0,53 g/kg por día para HMF-T y 17,3 +/- 0,59 g/kg por día para HMF-C). El peso, la longitud y el perímetro cefálico medios alcanzados fueron comparables entre los grupos a lo largo del período de estudio de 28 días. La ingesta total de proteínas procedentes de la nutrición enteral y parenteral fue significativamente mayor para el grupo del fortificante HMF-T; sin embargo, esta diferencia no dio lugar a ninguna diferencia en el crecimiento entre los 2 grupos del fortificante. Un análisis de los datos de crecimiento e ingesta energética de un subgrupo de la población con intención de tratar que se adhirió más estrictamente al protocolo de alimentación del estudio arrojó resultados similares a los observados para la población con intención de tratar. No hubo diferencias clínicamente significativas en los resultados de los estudios de laboratorio entre los grupos en los días 0, 14 y 28 del estudio. La anemia del prematuro fue prevalente en ambos grupos del estudio; en el día 28 del estudio, la mediana de los niveles de hematocrito fue del 27,0% (rango intercuartil: 24,0%-29,6%) para el grupo HMF-T y del 26,0% (IQR: 24,0%-31,0%) para el grupo HMF-C. La mediana de los niveles de ferritina fue de 77,0 ng/mL (IQR: 37-155 ng/ml) para el HMF-T y de 92,0 ng/mL (IQR: 33-110 ng/mL) para el HMF-C. No hubo diferencias significativas entre los grupos de fortificación del estudio con respecto a la recepción de suplementos de hierro indicados médicamente en o antes del día 14 del estudio o en la administración de transfusiones de sangre antes del día 0 del estudio o de los días 0 a 14 del estudio. Sin embargo, desde el día 15 hasta el día 28 del estudio, menos lactantes HMF-T (n = 12) necesitaron una transfusión de sangre que los lactantes HMF-C (n = 20). Aunque los niveles más altos de hierro en el fortificante HMF-T (1,44 mg frente a 0,35 mg para HMF-C por cada 4 paquetes de fortificante en polvo) no evitaron la anemia per se, sí redujeron la frecuencia de uno de los resultados más graves de la anemia: la necesidad de una transfusión de sangre. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de fortificantes en cuanto a la tolerancia a la alimentación. Las tasas de sospecha de sepsis (26% HMF-T frente a 31% HMF-C) y de sepsis confirmada (5% HMF-T, 7% HMF-C) fueron bajas, al igual que las tasas de sospecha de enterocolitis necrotizante (NEC; 6% HMF-T y 5% HMF-C) y de NEC confirmada en estadio 2 o más de Bell (1% HMF-T y 1% HMF-C). No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de fortificadores del estudio con respecto a la incidencia de sepsis confirmada y sospechada y de ECN.

Conclusión: Ambos fortificantes de leche humana estudiados son seguros, se toleran bien y facilitan un buen crecimiento comparable; sin embargo, el uso del producto fortificado con hierro puede reducir la necesidad de transfusiones de sangre en los lactantes de MBPN. Las bajas tasas similares de sospecha y confirmación de ECN y sepsis observadas en ambos grupos de fortificadores en este estudio refutan la premisa de que la inclusión de hierro en los fortificadores aumentará la incidencia de sepsis y ECN. De hecho, la incidencia de ECN y sepsis en ambos grupos de este estudio fue inferior a la registrada en los lactantes de MBPN y similar a la observada en los lactantes alimentados con leche humana.

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