Mantener el calor
¿Cómo nos mantenemos calientes en un invierno ártico? Las personas son fuentes de calor: los alimentos que ingerimos ayudan a alimentar el horno de nuestro cuerpo. (Las personas de climas fríos ingieren aproximadamente el doble de calorías que las de climas más cálidos). Sentimos frío cuando perdemos más energía calorífica de la que nuestro cuerpo puede producir. Para mantenernos calientes, debemos reducir el flujo de calor que sale de nuestro cuerpo. Las mantas, los abrigos y las casas son formas de reducir la transferencia de calor (por conducción, convección y radiación) de nosotros al exterior. La evaporación es otra forma en la que perdemos calor.
La hipotermia es lo que ocurre cuando la temperatura de nuestro cuerpo desciende porque el flujo de calor que sale de nuestro cuerpo es mayor del que éste puede reponer. La hipotermia hace que las personas se sientan mareadas y confusas, puede poner la piel azul y puede ser mortal. La congelación se produce cuando alguna parte del cuerpo -como los dedos- se congela, porque el cuerpo deja de hacer circular la sangre hacia esa zona para conservar el calor.
La ropa de abrigo ha cambiado con el tiempo. Los pueblos nativos usaban pieles de animales, como la foca, el caribú, el oso polar, el lobo y el zorro, para mantenerse calientes. Las pieles de animales mantienen el calor porque el pelaje atrapa el aire, y el aire es un buen aislante. Una chaqueta de plumón mantiene el calor porque las plumas atrapan el aire.
Los primeros exploradores del Ártico utilizaban tejidos como la lana y el algodón, que no aislaban lo suficiente y eran pesados y voluminosos. El equipo moderno para actividades al aire libre está fabricado con tejidos sintéticos ligeros que se llevan en capas: ropa interior larga cubierta con una camisa cálida, una chaqueta y un cortavientos. Cada capa atrapa el aire, proporcionando un aislamiento adicional. Usamos botas, calcetines y guantes para proteger las partes del cuerpo que están lejos del corazón, que proporciona calor a través de la circulación sanguínea.
Carl Ben Eielson, piloto estadounidense y explorador del Ártico, y una abuela inuit se visten para abrigarse. Imágenes por cortesía de Wikimedia Commons.
Los iglús también se utilizan para dar cobijo y calor a viajeros y cazadores. Pero, ¿cómo puede un iglú mantener el calor si está hecho de nieve y hielo? La nieve y el hielo son buenos aislantes. El iglú bloquea el viento y, lo que es más importante, mantiene el calor corporal dentro del espacio aéreo de la estructura. La nieve del interior del iglú suele derretirse y volver a congelarse, formando una capa protectora.
Foto cortesía de Wikimedia Commons.
Los animales también necesitan mantenerse calientes en entornos polares. Los mamíferos marinos y los pingüinos tienen una capa de grasa, o grasa, bajo la piel que les proporciona aislamiento. Los pelos del pelaje de los osos polares son en realidad huecos, lo que proporciona un aislamiento adicional. Otras aves, como los búhos nevados, tienen dos capas de plumas. Estas adaptaciones permiten sobrevivir en los duros entornos de las regiones árticas y antárticas.