Entre los disolventes orgánicos de uso común, se distinguen grupos de compuestos como los hidrocarburos alifáticos, aromáticos o cíclicos y sus derivados halogenados, las aminas, los aldehídos, las cetonas, los alcoholes y los éteres. Un ejemplo de derivado halógeno de los hidrocarburos alifáticos es el dicloropropano.
Dicloropropano – propiedades fisicoquímicas
El dicloropropano (DCP) es un líquido ligeramente turbio con un olor característico similar al del cloroformo. Pertenece al grupo de los compuestos orgánicos volátiles (COV) y se evapora rápidamente a temperatura ambiente. Su alta volatilidad se utiliza principalmente en la producción de fumigantes. El DCP es también un compuesto inflamable, por lo que ha sido clasificado como sustancia peligrosa. Otros nombres químicos de este compuesto son DCP, 1,2-dicloropropano, dicloruro de propileno o cloruro de propileno. El dicloropropano no se encuentra en su forma natural. Se obtiene principalmente en el proceso de producción de óxido de propileno.
El dicloruro de propileno es un excelente disolvente y puede sustituir con éxito a otras sustancias orgánicas, como la acetona, el tolueno y el xileno. Se utiliza en la industria, entre otras cosas, para disolver sustancias difíciles de eliminar. Sin embargo, éstas no son todas las aplicaciones posibles de este compuesto químico. ¿Dónde más se puede utilizar el dicloropropano?
Fumigantes a base de DCP
Una de las aplicaciones más populares de este compuesto es la protección de las plantas, y más concretamente los fumigantes. La fumigación es uno de los métodos para combatir los organismos nocivos que destruyen, entre otros, los cultivos. Implica el uso de agentes en forma de gas, vapor o humo, de ahí su nombre (la palabra «fumigatio» en latín significa fumar). Los fumigantes se utilizan principalmente como insecticidas y nematicidas, es decir, preparados para la liquidación de nematodos.
Entre los fumigantes se pueden distinguir dos grupos en función de su forma de actuar. Los primeros son compuestos con alta presión de vapor, que se propagan rápidamente. Se utilizan para la fumigación de materiales cubiertos con lonas estancas al gas (elementos de madera, contenedores marítimos, etc.) y granos almacenados en silos. Se trata de compuestos como el bromuro de metilo, el cianuro de hidrógeno, la fosfina o el óxido de etileno. El segundo grupo son los compuestos con baja presión de vapor, que se difunden más lentamente, entre los que se encuentran el dibromuro de etileno y el dicloruro de etileno.
En la década de 1980, el dicloropropano era una sustancia muy popular que se utilizaba como componente de los fumigantes de suelos, combinado con otro compuesto, el 1,3-dicloropropeno. Sin embargo, su uso se limitó, en Estados Unidos en 1998 y en la Unión Europea en 2003. Los fumigantes del suelo basados en el 1,2-DCP se siguen utilizando en algunos países asiáticos.
En la industria agroquímica, el dicloropropano también se utiliza como ingrediente insecticida. Estos preparados se utilizan para proteger los árboles frutales contra los insectos que se alimentan. Además, el DCP también ayuda en la eliminación del moho y otros hongos patógenos en los cultivos de cereales, colza, hortalizas y frutas, tubérculos, legumbres y muchos otros cultivos agrícolas (por ejemplo, contra la fusariosis, el oídio, el moho de la nieve, la roya y las manchas).
Uso industrial del cloruro de dipropileno
El dicloropropano se utiliza no sólo en la industria agroquímica, sino también como medio para extraer petróleo y parafina y para purificar la gasolina del plomo. Además, el DCP es también una materia prima importante en la síntesis de diversos compuestos orgánicos, como el tetracloruro de carbono (CCl4), el propileno y el tetracloroetileno. El dicloropropano es una alternativa eficaz a la acetona, el tolueno y el benceno, por lo que puede sustituir a estos disolventes orgánicos en diversas aplicaciones. También se utiliza en la producción de pinturas, barnices y tintas de imprenta.
Este compuesto es un excelente disolvente, lo que lo hace aplicable en la disolución de grasas, aceites, resinas, asfaltos y alquitranes. Debido a sus fuertes propiedades desengrasantes, el 1,2-dicloropropano se utiliza para limpiar muchas superficies diferentes. Por esta razón, puede utilizarse en aplicaciones como la limpieza de metales, la limpieza del cuero en el curtido y la eliminación de manchas en la industria textil.
Eficaz pero tóxico
Sin embargo, hay que tener en cuenta que, debido a la alta toxicidad del DCP, este compuesto prácticamente ya no se utiliza en la Unión Europea. Según la clasificación actual del CLP, el dicloropropano pertenece a las sustancias nocivas. Al igual que muchos disolventes orgánicos, el producto se está retirando gradualmente del uso, a pesar de su gran eficacia en diversas aplicaciones. El motivo de las nuevas restricciones legales suele ser la inflamabilidad y la volatilidad de estos compuestos, así como la irritación, los efectos tóxicos o incluso cancerígenos para el ser humano y la elevada nocividad para el medio acuático. Por lo tanto, los productores que utilizan estos compuestos en los procesos de producción deben guiarse por la precaución y la prudencia.