Al generar electricidad en cantidades más pequeñas y más cerca de los usuarios finales, podemos aumentar drásticamente la eficiencia energética, reducir la contaminación por carbono, mejorar la resistencia de la red y reducir la necesidad de nuevas inversiones en transmisión.
La generación distribuida (también llamada generación in situ o generación descentralizada) es un término que describe la generación de electricidad para su uso in situ, en lugar de transmitir la energía a través de la red eléctrica desde una gran instalación centralizada (como una central eléctrica de carbón). A medida que el desarrollo económico supera la expansión del suministro de electricidad en algunas zonas del país, y con otras regiones que se enfrentan a limitaciones en la capacidad de suministrar energía donde y cuando se necesita, es importante fomentar las opciones locales para la transmisión de electricidad.
La mayor parte de la energía en Estados Unidos se genera actualmente a partir de fuentes centralizadas (por ejemplo, carbón, gas natural, nuclear, grandes hidroeléctricas), que transmiten grandes cantidades de energía a través de largas distancias. Aunque este enfoque tiene sus ventajas, también presenta una serie de problemas. El seis por ciento de la energía generada en Estados Unidos se pierde por ineficiencias en el proceso de transmisión, sobre todo debido a las largas distancias que debe recorrer la energía. La construcción de nuevas líneas de transmisión (o la mejora de las existentes) puede ser cara y estar plagada de problemas de ubicación y retrasos. Cuando la red se cae, millones de personas pueden quedarse sin energía. Al desplegar sistemas de energía más pequeños cerca de donde se necesitan, la generación distribuida evita la mayoría de estos problemas.
Las fuentes de generación distribuida incluyen: las energías renovables in situ, como la eólica y la solar; la conversión de residuos en energía; y la combinación de calor y electricidad (CHP; también conocida como cogeneración), que consiste en recuperar el calor generado por una central eléctrica convencional para calentar edificios y/o agua.
Hay una serie de obstáculos de mercado y normativos que han frenado la expansión de la generación distribuida en Estados Unidos, aunque estas barreras se están erosionando a medida que se ve el valor de los sistemas de generación distribuida y se reducen sus costes tecnológicos. El crecimiento continuado de la generación distribuida, con el apoyo de los cambios políticos, puede permitir a las empresas y a las comunidades hacer frente a las vulnerabilidades de la red y ser más sostenibles.
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