Los primeros 1000 días: una oportunidad única para modelar la salud a lo largo de toda la vida.

Las primeras semanas y meses de nuestra vida son un período de rápido crecimiento y desarrollo, una época en la que nuestros órganos y tejidos se están formando y aprendiendo sus respectivas funciones. Un momento de crecimiento como ningún otro en nuestras vidas, este período ofrece una ventana de oportunidad crítica para dar forma a nuestra salud de por vida.

Lo que se hace y se come en los primeros 1000 días puede influir positivamente en los resultados de salud a corto y largo plazo.

La nutrición juega un papel crucial durante esta fase de la vida. Cada vez hay más pruebas que sugieren que una mala nutrición durante los primeros 1000 días de vida puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles, como el asma, la diabetes, la obesidad y las cardiopatías, más adelante. De ahí que una nutrición adecuada durante el embarazo y los dos primeros años de vida tenga un profundo efecto en el desarrollo del niño.

El 80% del riesgo de padecer enfermedades en etapas posteriores de la vida se debe a factores como la nutrición y el estilo de vida.

Una compleja interacción entre nuestros genes y el medio ambiente configura nuestro desarrollo individual. Curiosamente, se ha calculado que sólo un 20% de nuestra salud a lo largo de la vida puede explicarse por los genes que heredamos. Esto significa que al menos el 80% del riesgo de enfermedad en la edad adulta se debe a factores ambientales, como la nutrición y el estilo de vida. Y lo que es más importante, las pruebas parecen sugerir que el modo en que nos desarrollamos durante los primeros años de vida puede influir en el modo en que respondemos a los estímulos externos más adelante.

El viaje a través de los primeros 1.000 días

Los primeros 1.000 días de nuestra vida, desde la concepción hasta que cumplimos dos años, son un periodo de rápido crecimiento y desarrollo.1 Durante este tiempo, nuestro cuerpo tiene necesidades nutricionales muy específicas; la nutrición adecuada es crucial para alimentar el desarrollo óptimo de los sistemas y órganos, que se forman y continúan desarrollándose, con sus funciones aún madurando.

A la edad de dos años, un niño tendrá más de tres veces su peso al nacer. Durante este tiempo, su cerebro crecerá 1g cada día.

La nutrición en los primeros años de vida influye en el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo, la maduración inmunológica, el desarrollo de los sistemas digestivos y el desarrollo de hábitos alimentarios saludables.2,3 En Danone Nutricia Research, nuestro objetivo es proporcionar una nutrición óptima para cada etapa del desarrollo con el fin de apoyar un comienzo saludable en la vida.

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