Los recuerdos son una bendición y para la bendición

Joannie Rochette afligida tras su actuación olímpica en Vancouver.

Es una tradición judía cuando alguien muere decir: «Que su memoria sea para bendición». El honorífico real es «de bendita memoria», una traducción del hebreo «zikhrono livrakha» (m.) o «zikhronah livrakha» (f.).

Es un tipo de declaración extraña realmente. Suelo decir: «Que su memoria sea una bendición». Mis palabras significan, cuando piensas en la persona que ha fallecido, que su recuerdo te bendiga. Sin embargo, en realidad creo que «Que su recuerdo sea una bendición» significa que debemos bendecir -o que bendecimos- a la persona fallecida con nuestros recuerdos.

Esta frase estuvo en mi mente anoche y todo el día de hoy al pensar en la patinadora olímpica canadiense Joannie Rochette, cuya madre falleció justo dos días antes de que ella tuviera que competir anoche. A pesar de su dolor, salió al hielo y ofreció la actuación de su vida. Aunque podría haberse negado a patinar, lo hizo posiblemente por la única razón de que su madre le dio una razón para patinar en primer lugar. Joannie no planeaba ser patinadora artística. Su madre alentó su evidente talento y determinación para competir. Rochette se convirtió en olímpica por primera vez en Turín hace cuatro años, donde terminó quinta.

Mientras observaba a Joannie patinar -y mientras veía a su padre, con los ojos llorosos, observándola con orgullo mientras se sentaba solo en lugar de con su mujer- sabía que cada uno de ellos guardaba en su mente recuerdos y pensamientos tan fuertes de Therese Rochette. Y con cada pensamiento, con cada recuerdo, la bendecían… y su memoria los bendecía a ellos. En un estadio abarrotado de Vancouver, la actuación de Joannie seguramente bendijo el alma de su madre con cada movimiento y, basándose en lo bien que patinó, seguramente el alma de su madre la bendijo a ella.

¿A quién conoces que haya muerto? Imagina que los bendices y ellos te bendicen cada vez que piensas en ellos o recuerdas un momento feliz con ellos. Nuestros recuerdos son verdaderamente bendecidos. Mantienen a las personas que han fallecido siempre cerca de nosotros. Simplemente cerrando los ojos y recordando el tiempo que pasamos juntos, una vez más podemos sentir su amor y disfrutar de su compañía. Eso sí que es una bendición.

Si quieres ver las actuaciones de Joannie, haz clic aquí.

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