¿Mal comportamiento en el lugar de trabajo? Aquí hay 10 maneras de lidiar

Dirigir un negocio no es fácil, y tampoco lo es tratar con los empleados. Tanto si eres el gerente como el propietario-operador, tienes mucho que pensar, hacer y supervisar a diario. Lidiar con el mal comportamiento de un empleado en el trabajo no sólo agrava tus niveles de estrés, sino que también corre el riesgo de hacer un daño real a la reputación de tu negocio y a las relaciones con tus clientes y consumidores. Obviamente, no se puede permitir que continúe. Pero, ¿qué se supone que debes hacer al respecto?

¿Qué es un mal comportamiento en el lugar de trabajo?

Lo que se considera o no un mal comportamiento en tu lugar de trabajo es algo que se basará totalmente en el contexto de la situación (la imagen pequeña) y la cultura de tu negocio o empresa (la imagen grande). Obviamente, cualquier cosa que sea ilegal o que ponga en peligro a tus empleados es muy mala. Pero más allá de eso, determinar lo que es ofensivo, inapropiado, poco profesional o simplemente no está permitido es algo que usted o quienquiera que cree y haga cumplir su código de conducta tendrá que decidir de una manera que equilibre ambas imágenes, la grande y la pequeña.

Por ejemplo, ¿es la cultura de su empresa lo suficientemente relajada como para permitir un poco de palabrotas casuales o algún chiste verde ocasional? ¿O su oficina se enorgullece de mantener un sentido de profesionalidad por encima de todo? Conocer sus valores y establecer sus expectativas es crucial para crear y mantener un estándar de comportamiento adecuado para todos sus empleados.

¿Cuáles son ejemplos de mal comportamiento?

Lenguaje ofensivo.

Esto puede adoptar la forma de lenguaje sexual, discriminatorio, negativo o inaceptable de cualquier otro modo.

– Humor ofensivo.

Se trate de chistes fuera de tono o abiertamente sexuales, evite bromas que no serían apropiadas en una cena familiar o una reunión similar.

– Comportamiento inapropiado.

Esto incluye el acoso sexual, por supuesto, pero también la lucha por la posición, el atribuirse el mérito del trabajo de otra persona o incluso sabotear abiertamente los esfuerzos de otra persona. El comportamiento inapropiado puede alienar a otros empleados y ser un perjuicio para todo el lugar de trabajo.

– Mala ética de trabajo.

Estás en el trabajo para trabajar, ¿verdad? Pero alguien con una pobre ética de trabajo significa simplemente que no quiere tener que poner mucho -o ningún- esfuerzo a cambio de un cheque de pago.

– Actitud pobre o negativa con los clientes.

El servicio al cliente es un reto, pero mantener una conducta profesional en todo momento es una necesidad.

– Cotillear o fomentar un ambiente de camarilla.

Este tipo de ambiente excluye a los compañeros de trabajo, o les hace sentir que tienen que tomar partido.

– Tardanza o poca asistencia.

Un empleado que llega muy a menudo tarde, se va antes de tiempo o directamente falta al trabajo no está contribuyendo realmente a la salud o al éxito de su empresa.

– Actitud pobre o negativa con los compañeros de trabajo.

Una mala actitud puede incluir ser condescendiente con los compañeros de trabajo, coquetear con ellos, reprenderlos o humillarlos. Una empleada que se comporta mal de esta manera puede criticar constantemente el rendimiento de sus compañeros de trabajo, establecer expectativas poco razonables para su personal administrativo o incluso persistir en un comportamiento de coqueteo no alentado con alguien con quien trabaja o está a su cargo.

– Mala actitud.

Un empleado con mala actitud suele ser el que tienes que buscar, el que tienes que encontrar porque están tratando de evitar hacer el trabajo. Cuando los encuentras y los pones a hacer una tarea, se quejan como un niño pequeño malhumorado que se perdió la hora de la siesta.

Cómo lidiar con el mal comportamiento.

Crear límites y directrices.

Saber qué vas a permitir y qué no, y saber por qué. Comprender lo que impulsa su deseo de crear un determinado entorno -ya sea para mantener un estándar profesional o para crear un entorno de trabajo inclusivo- significa que podrá comunicar sus expectativas con claridad.

Comunique sus expectativas y sus normas de comportamiento.

Distribuya un código de conducta o un manual del empleado, publique las normas, celebre reuniones periódicas sobre comportamientos o temas específicos y recuerde predicar con el ejemplo. Deje claras sus expectativas a todos sus empleados sobre lo que está y no está permitido en su lugar de trabajo. También puede pedirles que firmen un reconocimiento de que han recibido y/o participado en el aprendizaje de estas normas.

Esté preparado para hacer frente a los inevitables malos comportamientos.

Debe estar preparado para los malos comportamientos en el lugar de trabajo porque dirigir a los empleados puede ser muy parecido a pastorear gatitos: seguro que alguien tiene un desliz y, sin duda, las señales de advertencia se le escaparán. Prepárese con antelación reconociendo que no todos los empleados se comportarán siempre bien y que, una vez que conozca la situación, tendrá que responder en consecuencia.

Practique el arte de la confrontación constructiva.

A menudo, el mejor primer paso cuando se trata de un mal comportamiento en el lugar de trabajo, como cuando un empleado tiene una mala actitud, es simplemente tener una charla privada con ese empleado. Alguien con una mala actitud arrastra sus pies sobre la más pequeña de las asignaciones, es desagradable para trabajar y también probablemente no lo hace muy bien con los clientes – nada de lo cual está bien. Hable de estas preocupaciones y de lo que está pasando en sus vidas que puede estar causando este comportamiento, así como de sus expectativas para su comportamiento futuro (mejorado).

Esté preparado para discutir los problemas.

Sea consciente de lo que quiere conseguir cuando se reúna con un empleado que muestra un mal comportamiento en el lugar de trabajo antes de reunirse. Prepárese para explicarle los detalles de la situación, sus preocupaciones y lo que espera ver en el futuro. Una confrontación de este tipo puede ser difícil, y sentirse preparado es una forma fácil de aumentar su confianza.

Utilice el «escrito».

Cuando tenga una conversación privada con un empleado, puede encontrar necesario reforzar su advertencia verbal sin un escrito. Emitir una advertencia o colocar un escrito oficial en el registro de desempeño de un empleado es un método común empleado para restringir y castigar el comportamiento inapropiado. Por ejemplo, alguien con una ética de trabajo pobre, que evita deliberadamente hacer algo productivo o cuyo trabajo es siempre descuidado, puede necesitar ese apunte en su expediente (y un recordatorio de las consecuencias posteriores) para motivarle a comportarse mejor.

Cree un sistema estructurado de castigos posteriores.

Coloque claramente este sistema en el manual, así como en algún lugar al que todos los empleados puedan acceder, como en una sala de descanso. Un sistema de medidas disciplinarias no sólo comunica aún más sus normas y expectativas, sino que también le da apoyo cuando se trata de una situación incómoda o de gran emoción. Tener ese respaldo estructurado en el que confiar hará que lidiar con el mal comportamiento en el lugar de trabajo sea un poco más fácil.

Aplicar las medidas disciplinarias de forma consistente.

Mostrar que se toma en serio lo que es y no es un mal comportamiento en el trabajo, así como cuáles son las consecuencias. Advertencias, reprimendas, días libres sin sueldo u otro tipo de suspensión, despido directo… tiene que trazar la línea y luego hacerla cumplir de forma coherente. La incoherencia les dirá a sus empleados que a veces pueden salirse con la suya, si son lo suficientemente astutos o si consiguen el favor del jefe. Y ése es un camino rápido hacia una organización muy poco disciplinada.

Cree cursos sobre temas de profesionalidad.

No puede esperar que todo el mundo sepa lo que quiere decir con «mantener un comportamiento profesional» o «evitar comportamientos inaceptables», como puede indicar su manual del empleado. Así que tome las riendas y eduque a sus empleados. Traiga presentadores o cree cursos sobre temas relacionados con la profesionalidad. Así no habrá excusas para un mal comportamiento posterior.

Mantenga sus normas al día.

Lo que estaba bien el año pasado puede no estarlo este año, y esto es tan cierto para los códigos de vestimenta como para las normas de comportamiento. Acostúmbrese a evaluar sus normas de mal comportamiento en el trabajo, adaptándolas a los cambios en la política y revisándolas debido a las situaciones que pueda haber encontrado y a las que haya tenido que enfrentarse previamente sobre la marcha. Las nuevas situaciones pueden sentar precedentes para operar y avanzar. Sólo asegúrese de mantener a sus empleados bien informados sobre las actualizaciones y cambios de la política.

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