Manejo de la hipercolesterolemia en mujeres posmenopáusicas

El aumento de las tasas de enfermedad coronaria (EC) se produce con la edad avanzada en ambos sexos, aunque las tasas de EC en las mujeres van unos 10 años por detrás de las de los hombres. La tasa de cardiopatía isquémica en las mujeres aumenta considerablemente a partir de los 50 años. Las razones de ello no se comprenden del todo y son, sin duda, multifactoriales. Los datos transversales de estudios poblacionales a gran escala sugieren que alrededor del momento de la menopausia, los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) aumentan aproximadamente entre un 15 y un 25%. Dado que este aumento es mayor que el observado en los hombres durante el mismo período de edad y se aproxima mucho al observado en las mujeres después de la ooforectomía, es probable que la reducción de los niveles de estrógenos circulantes asociada a la menopausia desempeñe un papel en los cambios adversos tanto en los niveles de lípidos en sangre como en la incidencia de la cardiopatía isquémica. Hay pruebas claras de que el tratamiento de la hipercolesterolemia reduce el riesgo cardiovascular en las mujeres, así como en los hombres. En las directrices del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol (NCEP) de EE.UU., Panel de Tratamiento de Adultos III (ATP III), se recomiendan la dieta y otros cambios en el estilo de vida como tratamiento de primera línea. Si los objetivos del tratamiento no pueden alcanzarse con medidas no farmacológicas, debe añadirse el tratamiento farmacológico. De los agentes hipolipemiantes disponibles, los inhibidores de la HMG CoA reductasa (estatinas) son la opción más clara para reducir los niveles de colesterol LDL. Sin embargo, los efectos favorables de las estatinas sobre el colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y los niveles de triglicéridos son más modestos, y no se sabe que las estatinas disminuyan los niveles de lipoproteína (a). La terapia de sustitución de estrógenos u hormonas (TRE/TRH) y el ácido nicotínico mejoran los niveles de colesterol LDL y HDL y también disminuyen los niveles de Lp(a). Sin embargo, la TRE/TRH ya no se recomienda como tratamiento de primera línea para reducir el riesgo de cardiopatía isquémica. El ácido nicotínico es especialmente útil para reducir los niveles de triglicéridos (al igual que los fibratos) y aumentar los niveles de colesterol HDL. Los secuestradores de ácidos biliares reducen el colesterol LDL y aumentan ligeramente los niveles de colesterol HDL. Tanto los secuestradores de ácidos biliares como la TRE/TRH tienden a elevar los niveles de triglicéridos, por lo que deben utilizarse con precaución en mujeres con hipertrigliceridemia. El tratamiento debe ser individualizado para cada paciente. Es importante evaluar la forma primaria de dislipidemia, otros factores de riesgo de cardiopatía isquémica, las comorbilidades y el grado de mejora lipídica necesario para alcanzar los objetivos del tratamiento. También deben considerarse los efectos de cada tipo de terapia y los posibles efectos adversos.

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