A pesar de toda la atención prestada a la investigación de la eficacia comparativa en los Estados Unidos (y de la controversia que suscita), en gran parte muy bien resumida en el reciente documento de Tunis y Pearson, resulta sorprendente que la mayoría de las publicaciones y sitios web no ofrezcan una definición exhaustiva, aunque delimitada, de la investigación de la eficacia comparativa (incluido, por desgracia, el documento de Tunis y Pearson). En su lugar, es probable que se encuentren declaraciones sobre los impulsores, los métodos, los resultados previstos y las partes interesadas. Parafraseando a Godlee , esto es desconcertante
, no sólo porque la necesidad de la investigación de efectividad comparativa
es tan obvia, sino también porque se comprometerán importantes recursos a
una empresa (muy necesaria) que dará forma a la toma de decisiones en materia de atención sanitaria
desde el nivel del paciente hasta el de la política.
Por ejemplo, el Consejo Federal de Coordinación define la investigación comparativa
de la eficacia como «la realización y síntesis de investigaciones que comparan
los beneficios y daños de diversas intervenciones y estrategias para
prevenir, diagnosticar, tratar y vigilar las condiciones de salud en entornos del mundo real» . La Agency for Health Care Research and Quality (Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Sanitaria) se refiere a la investigación de la eficacia comparativa como «un tipo de investigación de la atención sanitaria que compara los resultados de un enfoque para el tratamiento de una enfermedad con los resultados de otros enfoques. La eficacia comparativa suele comparar dos o más tipos de tratamiento, como diferentes fármacos, para la misma enfermedad. La eficacia comparativa también puede comparar tipos de cirugía
u otros tipos de procedimientos y pruebas médicas. Los resultados suelen resumirse en una revisión sistemática». En su tarea, encomendada por el Congreso, de identificar las prioridades de la investigación de eficacia comparativa, el Instituto de Medicina definió la investigación de eficacia comparativa como «la generación y síntesis de pruebas que comparan los beneficios y los daños de métodos alternativos para prevenir, diagnosticar, tratar y supervisar una afección clínica, o para mejorar la prestación de cuidados. El objetivo es ayudar a los consumidores, a los médicos, a los compradores y a los responsables políticos a tomar decisiones informadas que mejoren la atención sanitaria tanto a nivel individual como de la población».
Nos enfrentamos al reto de definir la investigación de efectividad comparativa en nuestros esfuerzos por desarrollar un programa interprofesional de becas postdoctorales en resultados clínicos e investigación de efectividad comparativa en atención primaria rural. Este programa reunirá a profesionales de la enfermería, la medicina, la farmacia y la salud pública con formación avanzada en investigación (80%) y clínica (20%). Tomando lo mejor de estas definiciones, pero también con el objetivo de proporcionar más especificidad en términos de enfoques y metodologías y de establecer límites tanto al concepto como a la empresa, nos basamos en la definición del Instituto de Medicina, pero la ampliamos significativamente. De ahí que propongamos la siguiente definición:
«La investigación de la eficacia comparativa es la generación y síntesis
de pruebas generadas a través de estudios prospectivos y retrospectivos con
fuentes de datos primarias o secundarias mediante:
– La comparación de los beneficios y daños de métodos alternativos para prevenir,
diagnosticar, tratar y monitorizar una condición clínica, o para mejorar la
prestación de cuidados;
– La comparación del mismo método o métodos entre diferentes grupos de pacientes;
– Comparar el(los) mismo(s) método(s) entre diferentes
entornos clínicos; o
– Comparar uno o más métodos entre combinaciones de tratamientos,
grupos de pacientes, y/o entornos.
A nivel clínico, la investigación de efectividad comparativa
investiga métodos, que ya han demostrado ser eficaces en ensayos aleatorios
controlados, en entornos del mundo real; es decir, en condiciones ordinarias y
variables, cuando son prescritos por médicos autorizados con distintos
grados de experiencia y que ejercen en todo el espectro de los entornos sanitarios
, para tratar a una heterogeneidad de pacientes.
La investigación de la eficacia comparativa tiene como objetivo descubrir los mejores métodos
para personalizar la atención a los pacientes individuales ampliando la base de pruebas
, y proporcionando más, mejor y más detallada información con la que
elaborar una estrategia de gestión para cada paciente individual.
El objetivo último de la investigación sobre la eficacia comparativa es ayudar a los consumidores, los médicos, los compradores y los responsables políticos a tomar decisiones informadas que mejoren la atención sanitaria tanto a nivel individual como a nivel de la población».
En efecto, es importante adoptar una definición amplia pero también bien delimitada de los efectos comparativos. Esto, creemos, facilitará la misión del Instituto de Investigación de Resultados Centrados en el Paciente y le permitirá cumplir con sus mandatos científicos y de servicio público.
Tunis SR, Pearson SD. Estados Unidos se mueve para mejorar las decisiones sanitarias. BMJ
2010;341:c4336.
Godlee F. More research is needed – but what type? BMJ
2010;341:c4662.
Conway PH, Clancy C. Comparative-effectiveness research –
implications of the Federal Coordinating Council’s Report. N Engl J Med
2009;361:328-330.
Ver http://effectivehealthcare.ahrq.gov/index.cfm/glossary-of-
terms/. Último acceso: 9 de septiembre de 2010.
Instituto de Medicina. Initial national priorities for
comparative effectiveness research. Washington, DC: National Academies
Press, 2009.