¿Vivimos en una época de lazos sociales superficiales, incapaces de una auténtica conexión humana? Nuestros amigos de Facebook parecen hacer poco más que bombardearnos con actualizaciones de estado triviales. Los mensajes de texto, los chats y los tweets parecen haber reducido nuestras conversaciones a intercambios rápidos y superficiales.
No cabe duda de que la era digital ha cambiado la forma en que nos relacionamos, a veces en detrimento nuestro, como afirma la psicóloga del MIT Sherry Turkle en su libro Alone Together. Aunque muchos de nosotros podemos contar con miles de amigos en Facebook, las investigaciones sugieren que la soledad es galopante en Estados Unidos -tenemos menos amigos íntimos que hace una generación- y tiene un grave efecto sobre nuestra salud.
Pero siempre hemos construido nuestras vidas a través de una serie de vínculos sociales, desde conocidos sueltos hasta parejas de por vida. Cada uno de estos tipos de vínculos, fuertes y débiles, tiene el potencial de ayudarnos o perjudicarnos, y cada uno puede ser disfrutado o abusado. Estos vínculos son los componentes básicos del «capital social», que los investigadores definen como los beneficios tangibles e intangibles que obtenemos de nuestra red de contactos, compañeros de trabajo, amistades, familia, etc.
¿Cómo podemos aprovechar al máximo las múltiples dimensiones de nuestro mundo social? Veamos cuatro capas de conexión social, de la más débil a la más fuerte, para explorar para qué sirven, cuándo son limitadas y cómo utilizarlas para construir capital social.
Contactos en línea
¿Para qué sirven? Para los usuarios ávidos de las redes sociales, especialmente para aquellos cuyo medio de vida depende de compartir rápidamente información o de la autopromoción, puede parecer una obviedad que las conexiones de las redes sociales son valiosas, pero los beneficios pueden no estar claros para el resto de nosotros. Puede que incluso nos avergoncemos de nuestras conexiones en línea debido a la sensación predominante de que estas conexiones son menos «reales» que otras, y que acumular demasiados contactos en línea podría hacernos parecer narcisistas (lo que realmente puede ocurrir, según una investigación reciente).
Pero al igual que los contactos online pueden utilizarse de forma egoísta para mejorar nuestra imagen personal, también pueden utilizarse de forma pro-social, como medio para dar y recibir consejos prácticos y apoyo emocional. Los estudios sugieren que la comunicación en línea puede beneficiar especialmente a los individuos menos extravertidos al darles la oportunidad de proporcionar apoyo a otros en un entorno no amenazante, una experiencia que a su vez puede aumentar la autoestima y reducir la depresión. En contra de la opinión popular, las investigaciones también demuestran que el uso de Facebook puede ayudar a satisfacer nuestra necesidad de conexión.
¿Cuáles son sus limitaciones? Facebook no es una cura para la soledad, y los sentimientos positivos que se obtienen pueden ser efímeros. Aunque los contactos en línea pueden ser magníficos a la hora de compartir las alegrías y los retos cotidianos, hay momentos en los que ningún emoticono simpático puede sustituir el consuelo de la presencia física de un ser querido. Para utilizar las redes sociales de forma eficaz hay que conocer sus limitaciones y, al igual que con un amigo escamoso, no esperar de ellas más de lo que pueden dar.
Crear capital social con los medios sociales. Para aprovechar este recurso, puede ser útil buscar servicios que sean relevantes para objetivos e intereses personales importantes, y no sólo sitios de redes generales. También podría dedicar cierto tiempo al día a relacionarse activamente con otras personas a través de estos servicios (por ejemplo, enviando mensajes, respondiendo a hilos de comentarios, ofreciendo ideas), en lugar de limitarse a esperar la respuesta. En resumen, vale la pena ser un dador en las redes sociales, no sólo un espectador o un receptor.
Redes profesionales
¿Para qué sirven? Los contactos profesionales pueden desempeñar un papel fundamental para ayudarnos a lanzar o avanzar en nuestra carrera. Puede que te enteres de que el empleador de tus sueños está contratando a través de un post de un contacto aparentemente aleatorio de LinkedIn, o que conozcas a tu futuro socio comercial a través de un colega en una conferencia.
Los investigadores se han referido a este tipo de lazos, así como a otros tipos de conexiones más laxas, como los conocidos del vecindario, como capital puente. El capital puente puede implicar lazos más débiles, pero la amplitud y diversidad de estos lazos puede exponernos a nuevas ideas y oportunidades más allá de lo que está disponible en nuestros círculos internos más estrechos.
Las investigaciones sugieren que los solicitantes de empleo que tienen vínculos débiles de gran alcance tienen más probabilidades de tener éxito en su búsqueda que los que tienen relaciones estrechas más fuertes. Además, los estudios demuestran que las personas con una gran cantidad de capital puente tienen un mayor sentido de conexión con la comunidad en general, una actitud más abierta y una mayor capacidad para movilizar el apoyo a una causa.
¿Cuáles son sus limitaciones? Las redes profesionales son estupendas para objetivos prácticos como encontrar un trabajo, promocionar un producto o llegar a un acuerdo comercial, pero, al igual que otros vínculos débiles, tienden a ser menos útiles cuando se trata de intimidad y apoyo emocional. Si siempre estamos en modo de red, viendo a los nuevos contactos simplemente como potenciales conectores o referencias, podemos perder oportunidades de conectar con la gente a un nivel más profundo y podemos no apreciar el valor de nuestras interacciones con ellos más allá de lo que pueden ofrecernos profesionalmente.
Construcción de capital social con redes profesionales. Aquí se aplican los mismos principios que con las redes sociales, y ambas suelen estar interconectadas. Unirse a organizaciones relevantes para tus intereses y tomar medidas activas para participar más en tu comunidad profesional, como formar parte de un comité u organizar un evento, puede ayudarte a sacar el máximo provecho de esta forma de capital social.
También puede ser útil pensar en la calidad de estas conexiones. Incluso si sus interacciones con alguien son limitadas, puede maximizar ese tiempo limitado centrándose en intercambios significativos en lugar de más superficiales, y ofreciendo sus propias ideas y recursos en lugar de limitarse a considerar lo que tiene que ganar. Es más probable que la gente quiera apoyar sus esfuerzos si se siente valorada por usted y ve la relación como algo mutuamente beneficioso.
Amigos íntimos
¿Para qué sirven? La amistad nos ayuda a satisfacer nuestras necesidades de pertenencia y nuestra necesidad de sentirnos conocidos y apreciados por lo que somos. También nos permite conocer y comprender a los demás más profundamente de lo que podemos conocer a los extraños: Las investigaciones sugieren que nuestros amigos sacan lo mejor de nosotros cuando se trata de la precisión empática, o la capacidad de conocer y comprender los pensamientos y sentimientos de otra persona.
Además, una investigación llevada a cabo por Elizabeth Page-Gould, colaboradora de Greater Good, y sus colegas, ha demostrado que las amistades que traspasan las fronteras de los grupos étnicos pueden ayudar a reducir la ansiedad e incluso mejorar la salud física de las personas que tienden a sentirse ansiosas en entornos intergrupales.
¿Cuáles son sus limitaciones? Sin embargo, a veces la amistad puede ser una fuente de celos y competencia. Según una teoría psicológica llamada modelo de mantenimiento de la autoevaluación, tendemos a alegrarnos por el éxito de nuestro amigo, pero sólo si el éxito no se produce en un ámbito que también sea importante para nosotros, y sólo si el amigo no es demasiado cercano. Si el éxito de nuestro amigo amenaza nuestra propia autoestima, podemos distanciarnos de él o incluso intentar sabotearlo. La amistad también puede ser un lastre si basamos nuestra autoestima en la aprobación de nuestros amigos: Para los individuos con alta autoestima contingente a la amistad, depender demasiado de los amigos puede hacer que nuestra autoestima sea inestable y aumentar los síntomas de depresión.
Construir el capital social con los amigos. ¿Cómo podemos aprovechar al máximo nuestras amistades? Un enfoque es ser consciente de las formas sutiles en que los celos pueden erosionar la amistad y encontrar formas de replantear los éxitos potencialmente amenazantes de los amigos de forma que se destaquen los beneficios compartidos (por ejemplo, tu amigo podría ayudarte a mejorar y alcanzar tus propios objetivos) y que implique adoptar la perspectiva de tus amigos. Los amigos necesitan nuestro apoyo y ánimo tanto cuando están bien como cuando están mal, según las investigaciones.
Cuanto más podamos cambiar nuestro enfoque, pasando de mantener nuestra propia imagen a recordar nuestra genuina preocupación por el bienestar de nuestros amigos, más felices y saludables serán nuestras amistades.
Otros significativos
¿Para qué sirven? Para muchas personas, hay una persona especial a la que se sienten más cercanos, a menudo una pareja romántica, pero a veces un mejor amigo o un miembro de la familia. Las personas significativas son las primeras a las que acudimos cuando sufrimos, y su apoyo puede beneficiar no sólo a nuestra salud mental sino también a nuestra salud física: Las investigaciones sugieren que recibir apoyo social nos permite afrontar mejor el estrés y da un empujón a nuestro sistema inmunitario, ayudándonos a combatir las infecciones con mayor eficacia.
El apoyo en momentos de necesidad es uno de los principales beneficios de lo que los investigadores llaman capital de vinculación. Puede que el capital de vinculación no nos proporcione la amplitud y la diversidad de los lazos más sueltos centrados en los puentes, pero nos da la cercanía y la intimidad que ni siquiera 10.000 seguidores de Twitter podrían proporcionar.
Además de los beneficios que recibimos directamente de nuestras personas significativas en forma de apoyo y comodidad, nuestras personas significativas también tienen el potencial de presentarnos toda una nueva red social, las amistades y otras conexiones que nuestra pareja ha desarrollado a lo largo de los años. Cuando entramos en una relación de pareja, nuestras redes se duplican: las conexiones de nuestra pareja se convierten en las nuestras, y viceversa.
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¿Cuáles son sus limitaciones? Las personas significativas pueden profundizar y ampliar nuestro mundo social, pero también conllevan el riesgo de crear una sensación de insularidad y desconexión de otras partes de nuestra vida social. Quedarse en casa y ver una película con nuestra pareja puede parecer mucho más relajante después de una larga semana de trabajo que asistir a un evento social, pero si hacemos esto semana tras semana, nuestras otras relaciones pueden empezar a erosionarse, disminuyendo nuestro capital social general. Por mucho que queramos a nuestra pareja, es poco probable que ella sola pueda satisfacer todas nuestras necesidades sociales, y esperar que lo haga puede ser perjudicial para la relación con el tiempo.
Además, los beneficios de esta forma de capital social a veces tienen sus propios costes. Por ejemplo, recibir apoyo no siempre sienta bien: a veces puede hacernos sentir indefensos, incompetentes y necesitados, especialmente cuando sentimos que estamos recibiendo más de lo que podemos dar a cambio. Aunque a menudo son una fuente de felicidad y consuelo, nuestras relaciones más estrechas también pueden causar dolor y decepción. Hay muchas cosas que se pueden hacer para tratar de mantener fuertes las relaciones más cercanas, pero también hay ocasiones en las que las relaciones fracasan o se pierden a pesar de nuestros mejores esfuerzos.
Construir el capital social con las personas significativas. Stephanie Coontz, autora de Marriage, a History (El matrimonio, una historia) ha argumentado que la mejor manera de mantener un matrimonio fuerte y saludable es tener una red sólida de amigos con los que compartamos intereses comunes y a los que podamos recurrir cuando los necesitemos. Aunque puede ser tentador sentir celos del tiempo que tu pareja pasa con sus amigos, o ser posesivo con su tiempo, es más saludable ver a los amigos de tu pareja como una ventaja para vuestra relación. Proporcionan un apoyo psicológico fundamental a tu pareja y una vía de escape para intereses que quizá no compartís. Pero las amistades de su pareja también son una forma de capital social para usted, y le conviene ayudar a su pareja a mantener esas redes.
Dentro de la relación, es fundamental fomentar la percepción de que el apoyo está disponible si se necesita. Dado que el apoyo a menudo puede ser desigual, creando así ingratitud y resentimiento, a veces el apoyo más eficaz es invisible, lo que significa que no se experimenta como apoyo en sí mismo, sino como un gesto de cuidado que no es costoso o gravoso para quien lo da.
Por ejemplo, una persona puede elegir sacrificar su tiempo de trabajo para pasar una noche romántica con su pareja que ha tenido una semana difícil, pero esta forma de apoyo probablemente será mejor recibida si la persona no enfatiza su sacrificio, sino que comunica un deseo genuino de pasar tiempo con su pareja. Al mismo tiempo, sin embargo, la investigación de la colaboradora de Greater Good, Amie Gordon, muestra que el aprecio es un ingrediente crítico en las relaciones sanas, por lo que no siempre es malo notar los sacrificios de tu pareja o asegurarte de que sabe que le estás dando prioridad.
¿Cómo encajan los lazos débiles y los lazos fuertes?
Los términos sociológicos «lazos débiles» y «lazos fuertes» implican que un tipo es mejor que el otro, y en la vida diaria a menudo despreciamos las conexiones sociales más débiles como los amigos de Facebook.
Pero esa es una falsa dicotomía: Por muy importantes que sean las relaciones estrechas, los vínculos más débiles también tienen su lugar. Las investigaciones sugieren que las personas que tienen una amplia gama de diferentes tipos de roles sociales tienden a ser más saludables y tienen más probabilidades de alcanzar el éxito profesional. Ocupar distintos roles en múltiples ámbitos puede crear una red de seguridad psicológica que nos proteja contra las amenazas percibidas a nuestro sentido de la autoestima y, a su vez, es probable que suframos menos estrés y enfermedades relacionadas con el estrés.
Además, con los modernos avances en comunicación y tecnología, nuestras redes tienen el potencial de extenderse más que nunca a través del espacio y el tiempo, permitiéndonos vivir a través de los viajes de nuestros amigos y ayudándonos a localizar a primos perdidos.
Pero nuestras amplias redes pueden ser a veces abrumadoras, y podemos sentir que nos estamos extendiendo demasiado, haciendo malabares con los correos electrónicos y los intercambios de Twitter, además de mantener el ritmo de las relaciones laborales y familiares. Puede ser difícil gestionar las expectativas y evitar que los demás se sientan desatendidos, o que nosotros mismos nos sintamos desatendidos. A algunos les parece que la mejor solución es cortar una o dos capas de lazos más débiles, yendo a una juerga de desamistad en Facebook, o cerrando las cuentas de redes para siempre. Para otros, puede ser suficiente establecer límites claros y priorizar ciertas relaciones sobre otras cuando sea necesario, recordando que la profundidad es tan valiosa como la amplitud.
Desde nuestros amigos más cercanos hasta nuestros contactos más lejanos en las redes sociales, los lazos fuertes y débiles que conforman nuestro capital social constituyen la base de nuestra vida social y profesional y tienen el potencial de influir en nuestra salud y felicidad de forma espectacular.
Pero es importante recordar que el capital social, a diferencia del capital económico, no es una entidad concreta que tengamos en nuestro poder, sino una red fluida y cambiante de relaciones que hay que alimentar continuamente. El verdadero valor de nuestro capital social puede residir menos en lo que ganamos personalmente y más en lo que nos permite construir y crear en colaboración con otros.