Resumen del tema
Después de un ictus, la lesión del cerebro puede hacer que los músculos se contraigan o se flexionen por sí solos cuando se intenta utilizar un brazo o una pierna. La sensación puede ser dolorosa. Se ha descrito como un «malvado caballo de charley». Como el músculo no puede moverse en toda su amplitud, los tendones y los tejidos blandos que lo rodean pueden tensarse o acortarse. Si no se trata, la espasticidad puede hacer que el músculo se «congele» en una posición anormal, lo que puede ser muy doloroso.
En el brazo, la espasticidad puede provocar un puño cerrado, un codo doblado o un brazo presionado contra el pecho. La espasticidad en la pierna puede causar un pie puntiagudo, un dedo del pie curvado o una rodilla rígida. La espasticidad puede tener un profundo efecto en la calidad de vida, dificultando la marcha o las actividades cotidianas.
Tratamiento
El ejercicio y los estiramientos son tratamientos importantes para la espasticidad. Los terapeutas trabajarán con usted para aumentar su rango de movimiento y ayudar a prevenir el acortamiento muscular permanente. Tiene que mover la extremidad afectada una y otra vez, ya sea por su cuenta o con la ayuda de un terapeuta o de una máquina especial.
Si las articulaciones de su extremidad afectada no se mueven en toda su amplitud de movimiento, pueden volverse rígidas hasta el punto de no poder enderezarse. Estos son algunos consejos para prevenir la rigidez de las articulaciones:
- Cambie de posición cada 1 ó 2 horas durante el día.
- Coloque su brazo o pierna afectada para mantener su movilidad. Por ejemplo, coloque un paño enrollado en la mano para evitar la rigidez de la misma.
- Ejercite todas las articulaciones al menos dos veces al día.
- No permita que el brazo o la pierna afectados queden debajo de su cuerpo cuando esté tumbado.
- No permita que el brazo o la pierna afectados se caigan del lado de la cama o de la silla de ruedas.
En algunos casos se utiliza la estimulación eléctrica en los músculos. Pueden utilizarse yesos o férulas para mantener los músculos en su posición normal. Esto ayuda a evitar que los músculos se acorten para que puedan funcionar con normalidad.
Medicamentos
Durante muchos años, se han utilizado medicamentos orales que ayudan a prevenir los espasmos (antiespasmódicos), como el baclofeno, el dantroleno (Dantrium) y la tizanidina (Zanaflex), para tratar la espasticidad derivada del ictus. Estos medicamentos relajan los músculos tensos y detienen los espasmos musculares. Pero provocan somnolencia y debilidad y, en algunos casos, pueden causar alucinaciones y problemas de sueño.
Las inyecciones de toxina botulínica o fenol directamente en el músculo espástico bloquean los mensajes que hacen que el músculo se contraiga.
El baclofeno intratecal es el mismo medicamento que se utiliza por vía oral, pero en este caso, el medicamento se administra directamente en la médula espinal a través de un pequeño tubo. El tubo es implantado en la médula espinal por un cirujano, que también implanta una pequeña bomba bajo la piel del abdomen de la persona para administrar el medicamento. Como el medicamento es tan específico, se evitan los problemas de somnolencia. Esta terapia se utiliza sobre todo en personas con espasticidad grave.
Cirugía
Algunas personas pueden necesitar cirugía para tratar la espasticidad. Por ejemplo, la cirugía puede ser necesaria para alargar o liberar los músculos que están demasiado tensos en el brazo o la pierna. La cirugía también puede ayudar a alguien a recuperar el movimiento en los músculos que están débiles o paralizados.