La Fig. 1 ilustra una superficie ósea teñida con tricrómico de Masson con una superficie de osteoide recién formado aún no mineralizado en azul y hueso mineralizado en rojo, junto con una sección adyacente teñida doblemente para CD34 y actina de músculo liso (SMA) mediante IHC. La capa de osteoblastos formadores de hueso en la superficie ósea está cubierta por una capa de células fibro-osteoblásticas alargadas de dosel SMA+. En los seres humanos adultos, el hueso no se construye, sino que el hueso existente se erosiona primero y se reconstruye después durante un proceso denominado remodelación ósea (Parfitt, 1994). En individuos normales y en pacientes con hiperparatiroidismo primario (PHPT), el dosel cubre la gran mayoría de los sitios de remodelación ósea (Hauge et al., 2001; Kristensen et al., 2013, 2014). Ya en publicaciones de la década de 1990 se sugirió que las láminas celulares de múltiples capas por encima de las superficies de formación de hueso en pacientes con hiperparatiroidismo secundario consistían en células de linaje de osteoblastos (Bianco y Bonucci, 1991), mientras que Ellen Hauge y sus colegas en 2001 mostraron que los sitios de remodelación de los pacientes con PHPT tienen una cobertura de dosel muy extensa (Hauge et al., 2001). Por el contrario, la cobertura con células del dosel está disminuida en mujeres con osteoporosis posmenopáusica y en pacientes con mieloma múltiple o síndrome de Cushing (Andersen et al., 2014; Hinge et al., 2015; Jensen et al., 2012). Es probable que las células de la marquesina se originen en las células mesenquimales de la envoltura de la médula ósea (BME). Las células BME se sitúan por encima de las superficies quiescentes y forman una capa celular extremadamente atenuada que apenas es visible por microscopía óptica, pero que puede visualizarse por microscopía electrónica (EM) (Kristensen et al., 2014). Las células BME y las células del dosel compartimentan la superficie ósea de la médula ósea adyacente, y es probable que constituyan una importante población progenitora de osteoblastos (Kristensen et al., 2014). En comparación con los osteoblastos formadores de hueso, las células de la cubierta preosteoblástica tienen núcleos alargados y largas extensiones celulares que se asemejan morfológicamente a los fibroblastos. Se tiñen positivamente para marcadores de osteoblastos como osterix y runx2, pero también para marcadores que están relacionados con los nervios, las células musculares lisas, los pericitos y los fibroblastos como CD56 (NCAM), P3NP y SMA (Andersen et al., 2013; Hinge et al., 2015; Jensen et al., 2012; Kristensen et al., 2013, 2014). Cabe destacar que osterix, runx2 y CD56 también marcan las células del linaje de los osteoblastos en las superficies erosionadas, las células de reversión y los osteoblastos formadores de hueso. Es muy probable que las células BME y Canopy desempeñen un papel desconocido en la regulación de las células madre y progenitoras hematopoyéticas (HSPC). En primer lugar, su posición coincide con la putativa interacción paracrina entre las células del dosel y las células de la médula ósea, ya que el dosel cubre los osteoclastos y las células del linaje de los osteoblastos en la superficie del hueso. En segundo lugar, algunos pacientes con PHPT desarrollan anemia posiblemente debido a la fibrosis de la médula ósea (Bhadada et al., 2009). En tercer lugar, hace 30 años un estudio demostró que la diana ósea predominante de la hormona paratiroidea (PTH) no era el osteoblasto maduro sino una putativa célula preosteoblástica (Rouleau et al., 1988), y más recientemente se demostró el receptor 1 de la PTH (PTHR1) en las células de las copas de los árboles de los niños con enfermedad renal severa, y la cobertura de las copas de los árboles excepcionalmente multicapa se correlacionó con el nivel de PTH (Pereira et al., 2016). En cuarto lugar, tanto los estudios preclínicos como los clínicos han demostrado un papel regulador de la PTH sobre las células madre hematopoyéticas (HSC) y el nicho de HSC (Brunner et al., 2007; Yu et al., 2014; Calvi et al., 2003), y un estudio preclínico demostró que el tratamiento con PTH después del trasplante de médula ósea dio lugar a un mayor injerto de HSC (Adams et al., 2007). Sin embargo, los pacientes tratados con PTH durante un periodo de 28 días después del doble trasplante de sangre de cordón umbilical no obtuvieron una recuperación más rápida o mejor del recuento sanguíneo (Ballen et al., 2012). Aun así, las células del dosel fibro-osteoblástico, y posiblemente también sus precursoras las células BME, son la principal diana celular de la PTH y la incapacidad de transferir los efectos del tratamiento con PTH de los estudios preclínicos a los clínicos no descarta la posibilidad de un efecto, sino que pone de relieve algunas de las dificultades para transferir los hallazgos de los ratones jóvenes con un modelado óseo rápido en curso a los humanos mayores con un remodelado óseo lento en curso.
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