Oímos hablar mucho de acoso en estos días, pero ¿está usted familiarizado con el acoso financiero?
Es más frecuente de lo que podría pensar, según un estudio de Harris Interactive. Según el mismo, uno de cada 10 estadounidenses considera que su cónyuge o pareja es un acosador financiero. El porcentaje es mayor entre los que tienen entre 22 y 34 años. Entre ese grupo, el 22% dijo que el acoso es lo suficientemente grave como para considerar el divorcio si el dinero no fuera un problema.
Aquí hay ocho comportamientos que podrían indicar acoso en su relación. Podría ser si su cónyuge o pareja:
- Le regaña severamente por sobrepasar en unos pocos dólares el presupuesto acordado.
- Divide el dinero extra injustamente. Tenga cuidado si un cónyuge o pareja con mayores ingresos toma o utiliza más dinero sólo porque gana más que usted.
- Controlan las tarjetas de crédito. Los miembros de la pareja deben acordar el uso de las tarjetas de crédito y ambos deben tener el mismo acceso a ellas.
- Le impone una asignación. A veces, el miembro de la pareja que gana más dinero o que ha obtenido dinero a través de una herencia puede imponer al otro una asignación. Las asignaciones están bien, siempre y cuando ambos estén de acuerdo con las cantidades, y ambos estén sujetos a ellas.
- Le obliga a mostrar los recibos de todas sus compras, incluso de las más pequeñas.
- Lo intimida por el tamaño de su salario o, por el contrario, trata de reducir su poder de ganancia desanimándolo a aceptar un mejor trabajo o a ir a la escuela para tener derecho a uno.
- Simplemente toma el control de las finanzas familiares y se apodera de su cheque de pago.
- Amenaza con irse, sabiendo que estarías en una situación económica precaria.
Si sientes que puedes estar siendo intimidado, ¿qué puedes hacer?
Si los dos están dispuestos a hablar sobre si pueden permitirse una compra importante o si están gastando demasiado a costa de ahorrar para su futuro, los planificadores financieros como nosotros pueden ayudar.
Pero si uno de los dos no está dispuesto a hablar de estos temas, lo mejor sería hablar con un familiar, amigo cercano, clérigo o consejero. A menudo, podemos proporcionarle una referencia.