Apartamentos de 10 metros cuadrados: ¿Minimizar el espacio vital o maximizar el beneficio?

• Escrito por Raquel Rolnik | Traducido por Guilherme Carvalho
• 10 de septiembre, 2017

La inauguración de un edificio en el centro de São Paulo – Brasil fue la comidilla de la ciudad debido a sus sorprendentes tamaños de apartamentos de sólo 10 metros cuadrados. Ello suscitó el debate sobre la tendencia del mercado a producir inmuebles cada vez más pequeños y la capacidad de éstos para satisfacer las necesidades de sus residentes.

No cabe duda de que, este tipo de inmuebles está relacionado con las nuevas tendencias de composición familiar. Cada vez es más frecuente que las residencias sean ocupadas por una sola persona, o a lo sumo por dos. Según datos de la Fundación SEADE de 2010, en el Estado de São Paulo, casi el 40% de los hogares tienen esta característica, de los cuales el 13% está formado por un único residente.

Por lo tanto, los edificios de apartamentos tan pequeños como el que se acaba de estrenar no se dirigen a las familias numerosas, sino a las parejas sin hijos, a los jóvenes emancipados, a los divorciados o incluso a los ancianos de una población cada vez más envejecida.

¿Cuál es el espacio mínimo necesario antes de comprometer la calidad de vida?

Esta es una discusión ciertamente antigua. Fue lanzada por primera vez por los arquitectos y urbanistas modernistas a principios del siglo XX, cobrando especial importancia en el periodo de entreguerras. En 1929, durante el segundo Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (ICMA), uno de los principales encuentros del movimiento modernista que tuvo lugar en Frankfurt, el tema central fue precisamente éste y los grandes arquitectos de la época, como Walter Gropius, Le Corbusier, y otros, expusieron sus tesis.

En aquel momento, sin embargo, no se trataba de discutir cuál debía ser la longitud mínima de las viviendas, sino cuáles eran las necesidades básicas de vivir, y se sobrepasaba el ámbito de las propias casas y apartamentos para abarcar toda la ciudad.

De estas discusiones se consolidó el entendimiento sobre la necesidad de contar con áreas verdes públicas, zonas de esparcimiento, guarderías y lavanderías colectivas que permitieran liberar especialmente a las mujeres de las actividades domésticas. También se entendió que el Estado tenía el deber de proporcionar esas condiciones a la población ofreciendo sus equipamientos y servicios de forma pública y gratuita a la población.

Considerando el contexto de un gran déficit de viviendas debido a la guerra, para los arquitectos modernistas esta discusión sobre la vivienda mínima también estaba relacionada con la utopía de garantizar una vivienda asequible para todos. Argumentaban que sería posible producir viviendas en serie a muy bajo coste, gracias a la industrialización de la construcción.

Las necesidades de vivienda en el contexto actual de la ciudad de São Paulo son también bastante complejas. Pero estos productos inmobiliarios de 10 metros cuadrados, vendidos por casi 100 mil reales (aproximadamente 32.000 dólares), están lejos de esa utopía modernista. Aunque el edificio tenga una serie de equipamientos de uso colectivo, como cocina, lavandería y área para recibir visitas, el equipamiento para uso exclusivo de los residentes, ciertamente también implicará altos costos del condominio.

Además, con un costo de casi 10 mil reales por metro cuadrado, uno de los mayores de la ciudad, estos apartamentos en Vila Buarque – São Paulo no serán para nada accesibles para la mayoría de la población. En este contexto, este lanzamiento parece estar mucho más relacionado con las posibilidades abiertas de, reduciendo drásticamente las áreas útiles, proporcionar aumentos significativos en los márgenes de beneficio del promotor.

Publicado originalmente en el blog de Raquel Rolnik el 21 de agosto de 2017.