Comportamiento disruptivo y oposicionista en un niño de 11 años

Tony es un niño de 11 años que está en quinto grado y cuya madre lo describe como «realmente un buen chico que es brillante y trata de ser amigable. Pero siempre hace cosas que lo meten en problemas en la escuela y a veces en casa.» A Tony le diagnosticaron TDAH (tipo combinado) hace dos años. La terapia estimulante mejoró su atención y concentración en la escuela, disminuyó la hiperactividad en el aula y mejoró los logros educativos. Sin embargo, Tony es opositor y perturbador en el patio de recreo, durante los deportes de equipo y en casa. Su profesor observó que quiere encajar, pero rápidamente se mete en discusiones con otros niños. Tiene dificultades para mantener amistades porque suele molestar a los demás con exigencias poco razonables. A menudo tiene rabietas cuando las cosas no salen como él quiere; las rabietas no son prolongadas pero sí frecuentes. En casa, en varias ocasiones Tony golpeó a su hermana menor, y una vez lanzó un plato de comida contra la pared durante una comida familiar. Aunque su madre describe que estos comportamientos han estado presentes durante muchos años, parecen estar aumentando. Tony vive con ambos padres y su hermana menor. No hay antecedentes de discordia matrimonial o cambios importantes en la vida en el último año. Las pruebas de rendimiento estandarizadas demuestran resultados de rendimiento medio a superior a la media. Los padres de Tony han tratado de limitar el tiempo de televisión como un castigo por los comportamientos disruptivos sin ningún efecto aparente. Su madre cuenta que le gritó en varias ocasiones cuando se negó a realizar las tareas domésticas. «Se enfada ante la más simple petición de ayuda». Tras reunirse con Tony y su madre y completar un examen físico normal, el pediatra remitió a Tony a un psicólogo infantil para que recibiera terapia conductual.

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