En el discurso de los medios de comunicación, el contenido sexual es el material que representa el comportamiento sexual. El comportamiento sexual en cuestión puede ser explícito, implícito, como el coqueteo, o incluir lenguaje sexual y eufemismos.
El contenido sexual es un factor importante en la mayoría de los sistemas de clasificación de contenidos, como los utilizados para programas de televisión, películas y videojuegos. Su creciente disponibilidad, especialmente en Internet, ha aumentado la exposición de las personas a los contenidos sexuales. Dicha exposición no siempre es deseada.
Las investigaciones han sugerido que la exposición a contenidos sexuales afecta a los pensamientos y al comportamiento de las personas, aunque hay desacuerdo en cuanto a la magnitud del efecto. Gert Martin Hald, psicólogo de la Universidad de Copenhague, autor de un estudio en el que se descubrió que ver «medios de comunicación sexualmente explícitos» sólo representaba entre el 0,3 y el 4 por ciento de los cambios de comportamiento, dijo: «Nuestros datos sugieren que otros factores, como las disposiciones personales -en concreto la búsqueda de sensaciones-, más que el consumo de material sexualmente explícito, pueden desempeñar un papel más importante en una serie de comportamientos sexuales de adolescentes y adultos jóvenes.»