Históricamente, el umbral para la presión arterial sistólica elevada, o hipertensión, comenzó en 160 mm Hg. En 2017, las directrices publicadas por la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) redefinieron la hipertensión en estadio uno en 130 mm Hg. Sin embargo, un estudio en JAMA Cardiology, apoyado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, buscó en la literatura médica los niveles de presión arterial sistólica que se correlacionaban con los resultados de salud óptimos en lugar de los umbrales para la intervención de la enfermedad.
Los investigadores no pudieron encontrar lecturas de presión arterial sistólica por debajo de 115 mg Hg a 120 mm Hg en los estudios. Analizaron retrospectivamente las historias clínicas de 1.457 pacientes adultos sanos con una presión arterial sistólica entre 90 mm Hg y 129 mm Hg. Descubrieron que 90 Hg puede ser un objetivo ideal para la salud del corazón.
En este estudio, los pacientes con niveles de presión arterial normales más bajos tenían riesgos reducidos de aterosclerosis, un endurecimiento de las arterias que puede conducir a enfermedades del corazón, como la acumulación de placa en al menos una arteria. Tras ajustar la edad (media de 58 años), los investigadores descubrieron que 1,3 pacientes de cada 1.000 con una presión arterial sistólica de entre 90 y 99 mm Hg sufrieron un episodio cardiovascular, como un infarto de miocardio o un ictus, en 10 años. Estas cifras aumentaron a 4 con 100 a 109 mm Hg, 4,5 con 110-119 mm Hg y 8,3 con 120-129 mm Hg. El riesgo medio de enfermedad cardíaca entre los participantes en el estudio era bajo, del 3%, basado en una lectura media de la presión arterial de 111/67 mm Hg, pero aumentaba con niveles más altos de presión arterial normal. Para apoyar la salud del corazón, los investigadores ofrecen consejos tradicionales, como seguir una dieta saludable, hacer ejercicio y medir colectivamente la presión arterial, el colesterol en sangre y el azúcar en sangre.