El concepto de obscuro tiene su origen en el término latino obscūrus y, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), también puede ser escrito sin B (oscuro).
Se trata de un adjetivo que hace referencia a la falta de luz o bien a la ausencia de claridad: «Está muy obscuro, no puedo ver nada», «Mi hermanita no quiere bajar al sótano ya que es muy obscuro». Obscuro es, por lo tanto, un término que se opone a la idea de claro.
Cuando este vocablo se asocia a una persona, se refiere a que sus orígenes son desconocidos o a que oculta algo: «Gómez es un hombre obscuro, nunca se sabe qué está tramando». En un sentido similar, algo obscuro es incierto o peligroso: «Creo que tenemos por delante un futuro obscuro y lleno de dificultades».
Si describe a un color, en cambio, hace alusión a una tonalidad cercana al negro o que puede distinguirse, por su escasa luminosidad, frente a otro color de su mismo estilo pero más claro: «Quiero comprar un pantalón azul obscuro».
La ausencia de luz genera una respuesta emocional (temor, angustia, tristeza) que ha sido recogida, de manera simbólica, por la literatura y el arte en general. Por eso, lo obscuro está asociado a lo lúgubre, al terror y a la falta de vida. En «El Rey Lear», William Shakespeare calificó a Satanás como el «príncipe de la obscuridad».
Precisamente en el ámbito literario tenemos que subrayar que también existen unos personajes que utilizan este adjetivo para identificarse. En concreto se trata de los llamados elfos oscuros que aparecen en la novela El Silmarilion, novela póstuma de J.R.R. Tolkien. Unos personajes estos que están inspirados en la mitología nórdica donde se habla de ellos como unos seres de cabello negro, que viven bajo la tierra y que son los opuestos a los elfos de la luz.
Dökkálfar es también como se llama a dichas criaturas que se considera que son una serie de espíritus ancestrales que tienen como misión proteger a los seres humanos. No obstante, en ocasiones, cuando no se les trata bien, pueden convertirse en unas figuras totalmente amenazadoras.
Siguiendo con el ámbito del arte en general, podemos exponer que en el cine existen diversos títulos que toman el término que nos ocupa como parte esencial de sus títulos. Este sería el caso, por ejemplo, del film Cristal Oscuro que se estrenó en el año 1982 de manos del director Jim Henson.
La historia que en dicha producción se narra es la de como en un mundo de fantasía donde viven unos singulares seres llamados Urskeks se produce un daño irreparable, el de su tesoro (Cristal Oscuro), que trae consigo que aquellos se dividan en dos razas: los Místicos y los Skeksis.
Asimismo hay que subrayar que recientemente se ha estrenado en las pantallas de todo el mundo la película El Caballero Oscuro: La leyenda renace, que toma como protagonista absoluto al superhéroe conocido como Batman, el «hombre murciélago».
La religión también ha apelado a este simbolismo. En el libro del Éxodo, la Biblia menciona a la obscuridad como la penúltima plaga. El Corán, por su parte, afirma que quienes transgredan los límites de lo correcto estarán condenados a sufrir una obscuridad «fría como el hielo».