Kerry Washington se unió a las festividades de los Oscars codeándose con sus compañeros de cine en la fiesta de los Oscars de Vanity Fair el domingo, pero las fotos de su llegada han despertado la preocupación de los fans.
La actriz apareció en la alfombra roja el 24 de febrero tras la noche más importante de Hollywood y posó con un vestido de alta costura de Schiaparelli mientras estrenaba un corte pixie acentuado por un flequillo a un lado. 24 de febrero tras la noche más importante de Hollywood y posó con un vestido de alta costura de Schiaparelli mientras estrenaba un corte pixie acentuado por un flequillo barrido hacia un lado.
Pero sus seguidores estaban más preocupados por su aparente pérdida de peso, que robó la atención a su aspecto general.
Kerry Washington asiste a la fiesta de los Oscars 2019 de Vanity Fair organizada por Radhika Jones en el Wallis Annenberg Center for the Performing Arts el 24 de febrero de 2019, en Beverly Hills, California. (Foto: John Shearer/Getty Images)
«Espero que no esté enferma Lord😩😩😩»
«¿Qué le ha pasado? No me parece que esté bien.»
«Parece anoréxica. Como alguien que se está muriendo de hambre.»
«Wow. ¿Está enferma? Porque parece que está luchando contra algo. Rezo para que no sea cáncer. Espero que sólo sea una pérdida de peso».
«¿Está todo bien, hermana?»
Aunque no se ha confirmado ningún posible problema de salud, algunos fans señalaron que la estrella ha luchado con un trastorno alimentario en el pasado, del que se sinceró con la revista Essence en 2009.
Durante años, durante su época universitaria, Washington describió haber tenido una relación abusiva con las comidas y el ejercicio. Se daba un atracón de comida y luego pasaba horas en el gimnasio para deshacerse de los efectos.
«Utilizaba la comida como una forma de enfrentarse a ella. Era mi mejor amiga», dijo, admitiendo que se escondía en su dormitorio y consumía pizzas enteras, tarros enteros de mantequilla de cacahuete, pintas de helado y platos de patatas fritas.
«Comía de todo, a veces hasta desmayarme», dijo. «Pero luego, como tenía esta personalidad impulsada por el perfeccionismo, le decía a la gente que estaba en la biblioteca, pero en cambio iba al gimnasio y hacía ejercicio durante horas y horas y horas. Mantener mi comportamiento en secreto era doloroso y aislante. Había mucha culpa y mucha vergüenza».
Washington acabó buscando ayuda cuando un profesor de baile se acercó a ella tras notar que algo no iba bien. La actriz, que luego protagonizaría la exitosa serie de la ABC «Scandal» y seguiría con una temporada en Broadway en la obra «American Son», comenzó a ir a terapia.
«La terapia me ayudó a darme cuenta de que quizá está bien que comunique mis sentimientos. En lugar de atiborrarlos literalmente de comida, quizá esté bien que me exprese», dijo la actriz tras señalar que también empezó a meditar y a acudir a un nutricionista.
«Aprender a quererme a mí misma y a mi cuerpo es un proceso que dura toda la vida. Pero definitivamente ya no lucho como antes», dijo entonces.