De todas las cosas desagradables que puedes pisar en el exterior (caca de perro fresca, comida masticada, chicle pegajoso, látex de aspecto dudoso), la saliva fresca y burbujeante ocupa un lugar bastante alto en la lista de «oh, asco». Verla salir de la boca de un tipo es aún más asqueroso. («¿Me acaban de dar en el ojo?») Y, perdón por la generalización, pero el autor suele ser un tío. Lo odiamos, así que, ¿por qué demonios lo hacen?
Bueno, resulta que la razón por la que están haciendo loogías todo el tiempo es puramente por costumbre, dice la dentista Susan Maples, autora de Blabber Mouth: 77 Secrets Only Your Mouth Can Tell You to Live a Healthier, Happier, Sexier Life. Por mucho que queramos dar a los chicos una salida evolutiva o biológica, no hay pruebas de que produzcan más saliva o acumulen algún sabor desagradable en la boca que no tengamos nosotros. «Es algo puramente cultural: algunos chicos escupen porque han crecido pensando que es guay y no se les reprende como a las chicas por escupir», dice Maples. «Otros desarrollan el hábito por escupir tabaco de mascar». Um, eww.
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Producir saliva es, en realidad, una señal de que tienes buena salud: la mayoría de la gente produce alrededor de dos a cuatro pintas al día (sí, imagen asquerosa). La utilizamos para lubricar y digerir los alimentos y para combatir las bacterias que causan el mal aliento y las caries. Las glándulas salivales pueden ponerse en marcha cuando comes alimentos picantes o tienes acidez de estómago, y hay una serie de enfermedades (como el Parkinson o la parálisis cerebral) que pueden provocar un exceso de saliva, pero en general la mayoría de los hombres escupen por escupir. Así que amigos del mundo: Dejadlo ya, ¿queréis?
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