- Retraso en el desarrollo del habla o del lenguaje
- Desarrollo normal del habla y del lenguaje
- Antes de los 12 meses
- Entre los 12 y los 15 meses
- De los 18 a los 24 meses
- De 2 a 3 años
- La diferencia entre el habla y el lenguaje
- Señales de alarma de un posible problema
- Causas del retraso del habla o del lenguaje
- Qué hacen los especialistas en trastornos del lenguaje
- Qué pueden hacer los padres
Retraso en el desarrollo del habla o del lenguaje
(Delayed Speech or Language Development)
Su hijo ya tiene 2 años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que tiene bastante retraso. Usted recuerda que su hermana era capaz de armar frases completas a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se acabará poniendo al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Hay niños que caminan muy pronto y otros que hablan muy pronto, se dice. No hay por qué preocuparse…
Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual. A menos que también observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden dudar sobre si deberían o no buscar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de sus hijos diciéndose a sí mismos que «ya madurará» o que «a mi hijo le interesa más moverse que hablar».
Conocer qué es «normal» y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudarle a saber si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando según lo esperable en ambos ámbitos.
Desarrollo normal del habla y del lenguaje
Es importante que en cada una de las revisiones médicas sistemáticas a que se someta su hijo, hable con su pediatra sobre el habla y el desarrollo del lenguaje del niño, así como sobre otros aspectos de su proceso evolutivo que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o si tiene algún problema que requeriría una atención profesional.
Las siguientes normas de referencia sobre el desarrollo pueden servirle de guía:
Antes de los 12 meses
Es importante observar a los niños de esta edad a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con su entorno. El gorgojeo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores (a menudo en torno a los 9 meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como «mamá» y «papá» (aunque sin entender qué significan).
Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten pérdidas auditivas (o hipoacusias).
Entre los 12 y los 15 meses
Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y a aproximarse a los sonidos y palabras que modelan los miembros de su familia y típicamente decir una o más palabras (excluyendo «mamá» y «papá») de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, como «bebé» y «pelota». Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso («Por favor, pásame el juguete» y similares).
De los 18 a los 24 meses
Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como «bebé llorar» o «papá grande». Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como «Por favor, recoge el juguete y dámelo»).
De 2 a 3 años
Los padres suelen presenciar grades avances en el habla de sus hijos a esta edad. El vocabulario del niño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para poderlas contar) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.
Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa «ponlo en la mesa» o «ponlo debajo de la cama». Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (por ejemplo, grande versus a pequeño).
La diferencia entre el habla y el lenguaje
El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:
- El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras.
- El lenguaje es un concepto mucho más amplio y engloba el sistema completo de expresar y recibir información provista de significado. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita.
A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se solapan entre sí. De todos modos, un niño con un problema de lenguaje puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases para expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.
Señales de alarma de un posible problema
Si le preocupa el desarrollo del habla y del lenguaje de su hijo, he aquí algunos de los aspectos en que se debería fijar. Un lactante que no reacciona al sonido o que no vocaliza sería un buen motivo de preocupación.
Entre los 12 y los 24 meses, otros posibles motivos de preocupación serían los siguientes:
- con 12 meses, no utiliza gestos, como señalar o despedirse con la mano
- con 18 meses, prefiere comunicarse con gestos en lugar de con vocalizaciones
- con 18 meses, tiene dificultades para imitar sonidos
- tiene dificultades para entender peticiones verbales simples
Solicite una evaluación por parte de un profesional si un niño de más de 2 años:
- solo imita el habla o los actos ajenos pero no genera palabras o frases de forma espontánea
- solo emite determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas
- no puede seguir instrucciones simples
- tiene un tono de voz extraño o una pronunciación extraña (roncos o nasales, por ejemplo)
- cuesta más entenderle de lo que sería esperable por su edad. Los padres y los cuidadores habituales deberían entender la mitad de lo que dice un niño de 2 años y aproximadamente tres cuartas partes de lo que dice uno de 3 años. Con 4 años, a un niño se le debería entender prácticamente todo, incluso cuando hable a personas que no lo conocen.
Causas del retraso del habla o del lenguaje
Hay muchos aspectos que pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otros ámbitos se desarrolla con normalidad pueden obedecer a problemas relacionados con el aparato fonador, como alteraciones en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.
Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. El niño puede tener dificultades al utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula para producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o bien los problemas en el habla pueden ir acompañados de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más «global» (o general) de un retraso del desarrollo.
Los problemas auditivos también pueden estar relacionados con los retrasos del habla. Por este motivo, cuando a un padre le preocupa el habla de su hijo, debería llevarlo a un audiólogo para que le evalúe la audición. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje.
Las infecciones de oído (u otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre la capacidad auditiva de un niño. De todos modos, las infecciones de oído que reciben un tratamiento adecuado y se curan bien no deberían tener ningún efecto sobre el habla del niño. Y, siempre que exista una audición normal en por lo menos un oído, tanto el habla como el lenguaje se pueden desarrollar con normalidad.
Qué hacen los especialistas en trastornos del lenguaje
Si usted o su pediatra sospechan que su hijo tiene un problema en el habla o en el lenguaje, es decisivo que un especialista en trastornos del lenguaje lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema, el resultado de la evaluación permitirá reducir sus temores.
Aunque usted mismo puede buscar un especialista en trastornos del lenguaje, es posible que el pediatra de su hijo o que su médico de familia los remita a uno de estos profesionales.
Al realizar la evaluación, este tipo de especialista analizará el habla y el lenguaje de su hijo teniendo en cuenta el contexto del desarrollo general del niño. Aparte de observar a su hijo, este profesional le aplicará una serie de pruebas y escalas estandarizadas y comprobará si ha alcanzado o no los distintos hitos en el desarrollo del habla y del lenguaje.
El especialista en los trastornos del lenguaje también avaluará:
- lo que entiende su hijo (lo que se conoce como lenguaje receptivo)
- lo que puede decir su hijo (lo que se conoce como lenguaje expresivo)
- si su hijo intenta comunicarse de otras maneras, como señalando, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos, etc.
- el desarrollo de los sonidos y la claridad del habla
- el estado oral motor de su hijo (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y de tragar)
Si el especialista en trastornos del lenguaje considera que su hijo necesita hacer terapia del lenguaje, su participación, en calidad de padre o de madre, será de suma importancia. Usted podrá observar las sesiones de terapia del lenguaje y aprender a participar en el proceso. El terapista le enseñará cómo puede trabajar con su hijo en casa para mejorar el habla y las habilidades lingüísticas del pequeño.
Es posible que la evaluación que haga el especialista en trastornos del lenguaje sobre el habla y el lenguaje de su hijo indique que sus expectativas eran demasiado altas. Los materiales educativos que establecen las etapas y los hitos evolutivos en el desarrollo del habla y el lenguaje pueden ayudarle a ver a su hijo de una forma más realista.
Qué pueden hacer los padres
Como muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de la interacción entre la herencia y el ambiente (entre lo innato y lo adquirido). La dotación genética determina, en parte, la inteligencia y el desarrollo del habla y del lenguaje. De todos modos, gran parte de este desarrollo depende del ambiente. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en la guardería? ¿El niño tiene oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?
Cuando se detectan problemas en el habla, el lenguaje, de tipo auditivo o del desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se entiende mejor las causas de que un niño no hable, se pueden aprender formas de favorecer el desarrollo del habla.
He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:
- Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, cántele y fomente en él la imitación de sonidos y de gestos.
- Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga 6 meses. No tiene que leerle libros enteros, pero busque libros apropiados para su edad, de tapa blanda o dura y con dibujos que animen a su hijo a mirar mientras usted van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés (como «El conejito Pat», donde se pueden imitar y realizar movimientos, como acariciar) o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como el de «Los tres cerditos») que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos.
- Aproveche situaciones de la vida cotidiana para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese todo el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, cuando vayan en coche, coméntele los sonidos que vayan oyendo. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés.
Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar su retraso en el habla o el lenguaje lo antes posible es el mejor enfoque que usted puede adoptar para ayudarle. Con un tratamiento adecuado, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.
Revisado por: Amy Nelson, MA, CCC-SLP
Fecha de revisión: julio de 2013