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Los arqueólogos descubrieron cráneos humanos apilados en una torre enterrada en la Ciudad de México.
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Los aztecas utilizaban este tipo de torres, llamadas tzompantli, para exhibir cráneos de personas que eran sacrificadas ritualmente.
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Parte de esta torre, llamada Huei Tzompantli, fue descubierta en 2015. El nuevo descubrimiento eleva el número total de cráneos en ella -de hombres, mujeres y niños- a 484.
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Los aztecas sacrificaban ritualmente a las personas para aplacar a sus dioses. Exhibían las cabezas de sus muertos en enormes bastidores cilíndricos llamados tzompantli, construidos con filas de cráneos unidos con argamasa. Los aztecas utilizaban estas torres para mostrar el poderío de su imperio a enemigos e invasores.
La semana pasada, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México anunció que los investigadores habían descubierto una sección de una de estas torres bajo las ruinas del Templo Mayor de Ciudad de México. Contenía 119 cráneos de hombres, mujeres y niños.
Los arqueólogos descubrieron por primera vez esta torre, llamada Huei Tzompantli, hace cinco años. Los cráneos datan de hace más de 500 años. La nueva sección que encontraron eleva el total de cráneos de la torre a 484, dijo el INAH en un comunicado.
El nuevo conjunto de cráneos fue descubierto en marzo, enterrado a más de 3 metros bajo las calles de la capital mexicana. (La Ciudad de México fue construida sobre la capital del imperio azteca, México-Tenochtitlán).
«El Huei Tzompantli es, sin duda, uno de los hallazgos arqueológicos más impresionantes de los últimos años en nuestro país», dijo en un comunicado Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura del DF. «Es un importante testimonio del poder y la grandeza alcanzados por México-Tenochtitlán.»
Una torre de cabezas
Los arqueólogos dijeron que Huei Tzompantli fue construido en algún momento entre 1486 y 1502. Probablemente se encontraba en un templo dedicado a Huitzilopochtl, el dios azteca de la guerra y los sacrificios humanos.
La torre tiene más de 16 pies de ancho y consiste en una fila tras otra de cráneos empalados en largos postes de madera, como cuentas en una cuerda. Esas filas formaban las paredes de la torre.
Los cráneos estaban todos orientados hacia el interior, hacia el centro hueco del tzompantli. Según Associated Press, es posible que los aztecas dejaran que la carne de las cabezas se pudriera antes de unir con mortero las filas de cráneos para cimentar la torre.
Los arqueólogos que descubrieron la nueva sección de la torre esperaban que los cráneos fueran de guerreros masculinos, pero se sorprendieron al encontrar cráneos pertenecientes a mujeres y al menos tres niños entre ellos.
«Aunque no podemos decir cuántos de estos individuos eran guerreros, quizá algunos eran cautivos destinados a ceremonias de sacrificio», dijo en un comunicado Raúl Barrera Rodríguez, jefe del programa de Arqueología Urbana del INAH.
Esos cautivos sacrificados probablemente «se convertían en regalos para los dioses o incluso en personificaciones de las propias deidades», añadió.
Las torres de calavera eran declaraciones de poder en el imperio azteca
Según Barrera, los aztecas construían tzompantli como éste para demostrar el poderío de su imperio a los enemigos. Los prisioneros de guerra eran sacrificados a los dioses aztecas y exhibidos en estas torres.
Los aztecas practicaban estos asesinatos rituales porque creían que los sacrificios mantenían vivos a sus dioses y aseguraban que el mundo siguiera girando, según el INAH. Dichos sacrificios, llamados nextlahualtin (que se traduce como «pago de deudas»), eran vistos como una forma de obtener el favor de la divinidad.
«El sacrificio humano en Mesoamérica era un compromiso que se establecía cotidianamente entre los seres humanos y sus dioses, como una forma que afectaba la renovación de la naturaleza y aseguraba la continuidad de la vida misma», dijo Barrera.
Muchas de las torres sagradas de los aztecas se perdieron cuando los españoles invadieron las tierras aztecas en el siglo XVI. Cuando las fuerzas de Hernán Cortés invadieron México-Tenochtitlán, destruyeron el tzompantli que había allí.
Esa es la razón, según el equipo de Barrera, de que hasta ahora sólo hayan descubierto secciones de esta torre: Fue arrasada y esparcida por la ciudad.
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