La mayoría de los lasalianos que eligen vivir su vocación bautismal participando en el ministerio lasaliano de educación y evangelización reconocido por la Iglesia, son creyentes en Jesucristo. Sin embargo, reconocemos de buen grado a las muchas mujeres y hombres sinceros de otras familias de fe que centran su vida profesional, y a veces personal, en la historia fundacional lasaliana. Lasaliano es todo aquel (casado, soltero, consagrado, ordenado) que se compromete personalmente a vivir los valores evangélicos y a trabajar para proporcionar una educación humana y cristiana a los jóvenes, especialmente a los pobres.
Así como La Salle pasó por un proceso de conversión personal, que le hizo enfrentarse a la lógica plena de su fe en Cristo y a los efectos de aplicar la llamada al discipulado a su propia vida, un lasaliano se compromete con el respeto y la reverencia de los demás como valiosos e importantes a los ojos de Dios. Esto lleva a una visión de que la educación del individuo es algo supremamente valioso y que vale la pena por sí misma, no sólo por la conveniencia de la sociedad.