Este tipo de piel se genera debido a que las glándulas sebáceas producen grasa en exceso, los poros en la piel suelen estar más expuestos, ocasionando que se obstruyan y exista una tendencia al acné. Es por esto que se debe tener un régimen específico y cuidados especiales que no terminarán con la grasa pero sí ayudarán a controlarla. Si tienes este tipo de piel, te convendría conocer los errores más comunes que debes evitar en tu rutina diaria.
1. Utilizar productos que resecan tu piel
Dentro del régimen de higiene, se deben usar limpiadores, tónicos y cremas que sean específicas para la piel grasa. Busca productos que tengan a base de agua y no contengan aceites. Es recomendable que los limpiadores sean de espuma y componentes suaves para evitar que la piel se reseque y produzca mayor cantidad de sebo para compensar esa resequedad.
2. Lavar y exfoliar la piel en exceso
Aunque se puede pensar que lavar la cara varias veces al día quitaría el exceso de grasa en la piel, esto es un error ya que el agua reseca las células de la cara, haciendo que las glándulas sebáceas produzcan grasa en exceso. Lo más indicado es lavar tu cara un máximo de 3 veces al día y exfoliar tu piel entre 1 a 2 veces por semana. Otra opción para quitar el exceso de sebo es utilizar papel secante a lo largo del día; este absorberá la grasa del cutis y lo matificará.
3. Usar el maquillaje incorrecto
Utilizar una base que contenga aceites o que cree un efecto luminoso, hará que la piel se vea aún más brillosa. Lo ideal es usar maquillaje con efecto matificante o que contengan ácido salicílico, el cual que ayuda a limpiar los poros y reducir su tamaño, ocultando discretamente los brotes de espinillas y granitos que se manifiestan en este tipo de piel.
4. No usar crema facial
Es común pensar que se puede mantener la piel mate al no utilizar una crema facial y simplemente dejandola la piel «al natural». Este experimento resulta una piel más brillosa que de costumbre. Lo correcto es buscar una crema facial específica para piel grasosa que te mantenga hidratada y fresca, regulando la grasa y controlando el PH de la piel. Una crema con base acuosa, libre de aceites y consistencia ligera es la solución, ya que las cremas muy espesas podrían ocasionar que los poros no respiren adecuadamente y se obstruyan dejando una textura burda en el cutis.