Mark Winger

El 23 de agosto de 1995, Donnah Winger fue llevada desde el aeropuerto internacional de St. Louis a su casa en Springfield por el conductor del servicio de transporte Roger Harrington. Los Winger se quejaron al empleador de Harrington, diciendo que éste le hizo pasar un «mal rato» a Donnah durante el trayecto hablando de drogarse y tener orgías. Unos días después, Mark Winger llamó al 911 diciendo que había matado a Harrington de un disparo después de que éste atacara a Donnah con un martillo. La policía creyó inicialmente que Harrington había entrado en la casa de los Winger y atacado a Donnah en represalia por su denuncia, pero empezó a sospechar de Winger porque seguía preguntando por el caso incluso después de haberlo cerrado inicialmente. «Seguía viniendo. Seguía sintiendo que intentaba averiguar si estábamos investigando algo», dijo un detective. El nuevo matrimonio de Winger con la nueva niñera de su hija pequeña, contratada cinco meses después de la muerte de Donnah, aumentó las sospechas. Winger tenía tres hijos con su nueva esposa.

Después de 4 años, con más ayuda forense, la policía finalmente concluyó que las posiciones de los cuerpos de Donnah y Harrington eran inconsistentes con el relato de Winger de una lucha con Harrington. También encontraron pruebas en el coche de Harrington de que Winger había invitado a Harrington a su casa. La nueva teoría era que el molesto paseo de Donnah con Harrington inspiró a Winger a planear el asesinato de Donnah con el martillo y luego disparar a Harrington, utilizando la historia de un ataque de Harrington como tapadera. Fue procesado en 2001.

Las pruebas presentadas en el juicio incluían conversaciones grabadas entre Winger y Harrington en las que se organizaba una reunión el día de los asesinatos. El testimonio de los paramédicos de que encontraron a Donnah boca abajo contradijo la declaración de Winger de que había sujetado a su esposa antes de que llegaran. Una amiga íntima de Donnah testificó que ella (la amiga) había tenido una aventura con Winger en el momento del asesinato, que Winger había intentado involucrarla en su complot, y que Winger le había dicho «Sería mejor que muriera». En mayo de 2002, un jurado condenó a Winger por los asesinatos en primer grado de Donnah y Harrington, y fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional.

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