«La gente no te hace feliz, lo hacen tus pensamientos. La gente no te pone triste, lo hacen tus emociones. La edad no te hace madurar, lo hacen las experiencias». – Anónimo
Ayer fui a casa de una de mis mejores amigas y pasamos mucho tiempo poniéndonos al día ya que Savannah vive en Milán y nos vemos cada 6 meses. Me mencionó a un chico que está intentando tener una relación con ella. Me explicó que es el chico más dulce que ha conocido y que realmente lo quiere como novio, pero también que tiene un gran miedo a que le hagan daño. Ya le han hecho daño antes, así que no me extraña que tenga ese miedo. También mencionó lo independiente que es y que no quiere depender emocionalmente de él. Con todo eso dicho, me fui a casa repasando esa información y dos palabras se me quedaron grabadas constantemente en la mente: «arriesgarse».
- El amor consiste en arriesgarse.
- Está bien tener miedo de sentirse vulnerable en manos de otra persona, pero si no fuera así, entonces no valdría la pena.
- Está bien depender de otra persona.
- Todo comienza con una elección, y esta vez la elección es abrir nuestro corazón y dejar que los demás conozcan mi verdadero yo.
El amor consiste en arriesgarse.
Hay muchas opiniones sobre si arriesgarse por amor es una buena o pésima idea, pero al final eso ni siquiera importa, nos arriesgamos igual. El miedo es el arma más poderosa de la tierra. El miedo a ser herido, a ser ridiculizado, a cometer errores, a fracasar y a no alcanzar nuestra meta. El miedo puede impedirnos alcanzar nuestros sueños, nuestras metas, o incluso impedirnos arriesgarnos con personas que quieren lo mejor para nosotros. Como le dije a Savannah, es cierto, ella tiene todo el derecho a no confiar totalmente en este chico debido a sus experiencias pasadas, pero también si sigue escondiéndose del amor entonces sólo se hará daño a sí misma y a los demás. Si quiere que esas viejas heridas sanen necesita darse la oportunidad de dejar que alguien la ayude a sanarlas. Es cierto, el tiempo ayuda mucho a sanar heridas como esas, pero también hay que abrirse a otras opciones que puedan ayudarnos. Tarde o temprano el amor nos va a atrapar y no hay manera de evitarlo. Fuimos creados para amar y ser amados, y creo que todos estamos de acuerdo en que el amor es el mejor y más indescriptible sentimiento del mundo.
Está bien tener miedo de sentirse vulnerable en manos de otra persona, pero si no fuera así, entonces no valdría la pena.
No aprenderíamos esas valiosas lecciones después de experimentar nuestro primer beso o después de tener una ruptura. Todos esos rechazos y todas esas cenas bajo la luna se olvidarían fácilmente si no fuera por esa decisión que tomamos de arriesgarlo todo por amor. Se trata de la confianza; de confiar en que nos atrapará cuando nos caigamos, de que estará ahí en nuestros momentos más felices y en los peores. Confiar en que hará todo lo que esté en su mano para mantenerte a salvo, así como tú harás todo lo que esté en tu mano para hacerle sentir como el mejor chico que has conocido.
Está bien depender de otra persona.
Es cierto que debemos tomar nuestras propias decisiones en nuestra vida, pero ¿no es increíble cuando puedes hacer que otra persona forme parte de esa vida y saber lo vulnerable que eres al hacerlo? Cuando leemos una de las novelas de Nicholas Sparks vemos que las parejas hacen tantos sacrificios por amor y lo primero que decimos es «no es real, son sólo un montón de falsas historias perfectas», pero una cosa que podemos aprender de todas esas historias es que cada uno de los sacrificios que hacemos por amor merece totalmente la pena al final. Tenemos que aprender a hacernos vulnerables, y no verlo como una debilidad, sino como nuestro rasgo más hermoso.
Todo comienza con una elección, y esta vez la elección es abrir nuestro corazón y dejar que los demás conozcan mi verdadero yo.
Deja que el mundo te conozca por lo que realmente eres y no por lo que quieres que el mundo piense que eres. Ama, arriésgalo todo, arriésgate, sal herido, levántate y vuelve a intentarlo y nunca jamás dejes que el miedo te impida abrir tu corazón a esa persona que está dispuesta a hacer sacrificios por ti. El amor es un sentimiento bidireccional, así que si te arriesgas abriendo tu corazón, recuerda que ella también está tomando el mismo riesgo al permitirte conocerla como quien realmente es.
Los riesgos son desafiantes y dan miedo, pero la sensación de superar nuestros miedos y lograr nuestras metas es simplemente indescriptible, y cuando los superamos por amor, es aún mejor.
Como dijo Peter Mc Williams: «Es un riesgo amar. ¿Y si no funciona? Ah, pero qué pasa si lo hace».