Para mí, el amor nunca ha sido fácil. He pasado por más mierda y dolor, lágrimas y desamores, mentiras y manipulación de lo que me gustaría admitir.
Pensé que había terminado con el amor. Estaba lista para seguir adelante con mi vida y centrarme en mí misma. Quiero decir, ¿de qué sirve salir con alguien si me siguen haciendo daño? Te conocí y toda mi perspectiva cambió.
Sólo había un problema: no podía bajar mis muros por ti.
Eran demasiado altos y demasiado fuertes. En el centro de cada uno estaba el miedo y construido alrededor de eso estaba la fachada que puse de que estoy totalmente bien cuando en realidad he estado tan lejos de estar bien.
Ladrillo a ladrillo, se han apilado tan alto de cada mentira, cada texto borrado, cada declaración degradante, cada onza de dolor.
Para mí, incluso se sentía como una tarea imposible para derribarlos y realmente abrirse a alguien. Así que cuando llegué a ti pensé que no había forma de que este tipo se quedara.
Pero tú…
Nunca te rendiste. Hiciste preguntas, me diste una confianza y una lealtad absolutas hasta el punto de que no me sentía más que segura cuando estaba contigo.
Eres tan paciente conmigo. Sabes por lo que he pasado, escuchas con el corazón abierto y nunca me juzgas por mi pasado. Me prometes que nunca tendré que tener miedo cuando esté contigo, que nunca me tratarías tan mal como lo han hecho mis ex.
Honestamente, eso significa para mí más de lo que podrías imaginar.
No me apuras para que cambie sino que me empujas a ser mejor persona cada día. Sacas lo mejor de mí porque predicas con el ejemplo. Eres amable, real y justo y haces que yo también quiera ser todo eso para ti.
Me has demostrado que no todos los chicos son mentirosos… hasta el punto de que eres tan honesto que en realidad no quiero escucharlo pero sé que lo necesito.
Sin embargo, entregas estos mensajes con delicadeza, para abrir mis ojos a la verdad. Y por eso, nunca he cuestionado tu palabra.
Y si alguna vez lo hago, sé que nunca te faltará tranquilidad.
Me enseñas que es posible que alguien tenga defectos, pero que siga siendo perfecto a su manera. Nunca pierdes la oportunidad de decirme que soy hermosa, aunque tenga un aspecto horrible. Te esfuerzas tanto por reforzar mi autoestima, por ayudarme a ver mi valor.
Por primera vez, tengo la sensación en mis entrañas de que puedo bajar la guardia y ser mi verdadero yo. Porque me sostienes en lo más débil y aún así ves la grandeza que tengo dentro de mí.
Vas más allá para ayudarme a superar cada inseguridad, cada miedo, cada duda. Y nunca me haces sentir mal conmigo mismo porque estás demasiado ocupado tratando de elevarme.
Me muestras que es posible que alguien luche. Por mí, por mi felicidad, por nuestro amor. Me enseñas que a veces la gente no se rinde.
A veces, la gente no correrá a la primera señal de locura. A veces, la gente no tendrá miedo de abrazarme por lo que soy y aceptar cada pedazo roto. A veces, la gente no me hará daño, no me engañará ni mentirá.
Así que gracias por todo lo que haces. Porque me has demostrado que a veces, sólo a veces…
El amor merece el riesgo.
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