«A pesar de que las conmociones cerebrales son lesiones leves, deben tomarse en serio. No deben tratarse como lesiones menores que se resuelven rápidamente» expresa la Dra. Beth Ansel, experta del NIH en investigación sobre rehabilitación. Con el tratamiento indicado, la mayoría de las personas se recuperan por completo de una conmoción. «Sin embargo, en algunos casos, una conmoción puede tener un efecto duradero en el razonamiento, la atención, el aprendizaje y la memoria», añade Ansel.
También se sabe que una simple conmoción cerebral puede aumentar el riesgo de sufrir otra, y una segunda conmoción cerebral puede ser más grave. Es importante aprender a reconocer las causas y los síntomas de las conmociones cerebrales para poder tomar las medidas necesarias para evitar o tratar estas lesiones en la cabeza.
«El cráneo está diseñado para impedir la mayoría de los traumatismos en el cerebro, pero, a decir verdad, no impide que el cerebro se mueva dentro del cráneo», cuenta el Dr. Frederick Rivara, especialista en lesiones pediátricas y prevención de la Universidad de Washington (University of Washington), en Seattle. «La conmoción cerebral puede surgir por un movimiento muy rápido del cerebro o por un golpe contra una pared del cráneo». Este movimiento repentino puede estirar y dañar el tejido cerebral y detonar una cadena de cambios dañinos en el cerebro que interfieren con las actividades cerebrales normales.
Las lesiones cerebrales más graves, que pueden ser una fractura de cráneo, sangrado o inflamación del cerebro, pueden detectarse con radiografías u otros métodos de diagnóstico por imagen. Sin embargo, las conmociones cerebrales son más difíciles de detectar.
«Una conmoción cerebral no se ve desde afuera y no se puede ver con herramientas estándar de diagnóstico por imagen como una RMI o una tomografía computarizada», explica el Dr. Christopher Giza, neurólogo pediatra de la Universidad de California (University of California), en Los Ángeles. «En cambio, para poder hacer el diagnóstico hay que observar los signos y síntomas en busca de funcionamientos anormales del cerebro».
Entre los síntomas comunes se encuentran las náuseas, el dolor de cabeza, la confusión, los mareos y los problemas de memoria. La pérdida de conocimiento se registra en 1 de cada 10 conmociones cerebrales. Una persona con una conmoción cerebral puede tener problemas para responder preguntas básicas y puede que se mueva de manera extraña y torpe.
«Los síntomas pueden surgir de inmediato o pueden demorar uno o dos días en aparecer», agrega Rivara.
En alrededor de 9 de cada 10 personas con conmociones cerebrales, los síntomas desaparecen en entre 7 y 10 días. Los científicos han estado trabajando para aprender más sobre quienes demoran más en recuperarse. En un estudio financiado por el NIH, el Dr. Keith Yeates de la Universidad Estatal de Ohio (Ohio State University) observó a niños y adolescentes de entre 8 y 15 años a quienes se trató en una sala de emergencias por lesiones cerebrales levemente traumáticas.
«Descubrimos que la mayoría de estos niños se recuperaban bastante rápido y no mostraban un progreso de los síntomas», dice Yeates. «Sin embargo, un subgrupo de niños, alrededor del 10 % o 20 %, presentó una fuerte aparición de los síntomas luego de la lesión y síntomas persistentes que, en algunos casos, duraron hasta 12 meses después de la lesión.»
Los investigadores descubrieron que los síntomas corporales, como el dolor de cabeza y los mareos, tendían a desaparecer rápidamente. Sin embargo, los síntomas cognitivos, entre ellos los problemas de memoria y para prestar atención, tendían a permanecer en algunos niños durante el año que duraba el estudio. Los niños que habían perdido el conocimiento o que presentaban alguna anormalidad adicional que surgía en los exámenes de RMI luego de la lesión tenían mayor riesgo de padecer problemas perdurables.
«Estos niños también presentaron más posibilidades de sufrir lo que parecían ser reducciones significativas en la calidad general de vida». Además, surgieron ciertas evidencias de que tenían más probabilidades de tener problemas académicos que los niños sin síntomas persistentes» dice Yeates.
Yeates y otros siguen investigando maneras de predecir la respuesta de una persona a una conmoción cerebral. Todavía se desconoce mucho en cuanto a la biología subyacente y las consecuencias de las lesiones leves en la cabeza. Algunos investigadores financiados por el NIH actualmente observan de qué manera se distinguen los procesos de lesión y recuperación en cerebros adultos e inmaduros. Otros científicos examinan los problemas que pueden surgir por lesiones repetidas en el cerebro.
Los investigadores saben que inmediatamente luego de una conmoción, el cerebro queda particularmente vulnerable a sufrir una segunda lesión más grave. Sin embargo, no queda en claro por qué, ni cuánto dura ese período de vulnerabilidad. Giza y sus colegas han descubierto que una única lesión leve reduce el uso que hace el cerebro de la glucosa como combustible; al menos esto sucede en las ratas. Una segunda lesión leve 24 horas después puede provocar una reducción más elevada del uso de la glucosa y problemas de memoria que durarán más tiempo. Sin embargo, si el cerebro cuenta con varios días para recuperarse, y el uso de glucosa vuelve a la normalidad, aparentemente una segunda lesión leve en el cerebro no será peor que la primera.
«Los hallazgos sugieren que cuando se superponen dos lesiones, las consecuencias pueden ser peores», dice Giza. El uso de la glucosa que hace el cerebro puede ser una manera de evaluar los riesgos y el tiempo de recuperación. «Sin embargo, aún no comprendemos bien qué sucede en el cerebro humano luego de la primera y la segunda lesión», agrega Giza.
Los estudios han descubierto que el riesgo de sufrir una segunda lesión es mayor en los 10 días siguientes a la conmoción cerebral inicial. Si usted sospecha que alguien ha sufrido una conmoción cerebral, asegúrese de que haya dejado de realizar las actividades que estaba haciendo, en especial si se encuentra involucrado en un deporte. La disfunción cerebral no solo puede nublar su pensamiento, sino que también puede bajar la velocidad de los tiempos de reacción y afectar el equilibrio, por lo que la persona queda más expuesta a sufrir otra lesión.
«Si alguien padece los síntomas de una conmoción cerebral, no debe intentar finalizar el juego. Debe ser retirado del juego inmediatamente y debe examinarlo un profesional de la salud», dice Rivara. «Las recomendaciones actuales incluyen el evitar la actividad física por un tiempo, hasta que los síntomas hayan desaparecido, y luego volver gradualmente a la actividad.»
Siga ciertos pasos para evitar una conmoción cerebral. «Use casco cuando corresponda, por ejemplo, si anda en bicicleta, en patineta o si anda a caballo», dice Rivara. Los atletas pueden disminuir el riesgo de sufrir una conmoción cerebral si usan el equipo adecuado para proteger la cabeza y si siguen las reglas del buen espíritu deportivo. Haga de las áreas al aire libre lugares más seguros para los adultos mayores; quite obstáculos con los que se puedan tropezar, como alfombras rotas y trastos en los caminos, e instale barandas en ambos lados de las escaleras.
«La conclusión es que todavía necesitamos determinar las mejores formas de prevenir, diagnosticar con precisión, tratar y evaluar los desenlaces clínicos luego de una lesión cerebral levemente traumática», dice Ansel.
Mientras esta investigación avanza, haga lo que esté a su alcance para evitar las conmociones cerebrales. Aprenda a reconocer los síntomas, y asegúrese de que quienes presenten signos de una conmoción cerebral dejen sus actividades y busquen atención médica.