El proceso de envejecimiento facial comienza con cambios estructurales en la superficie y subsuperficie en múltiples capas de tejido. Los cambios se producen en la piel, la grasa y el músculo, así como en la propia estructura ósea.
Se produce una pérdida de volumen debido a la redistribución de la grasa, los huesos se vuelven más delgados y se aflojan los músculos y ligamentos que sostienen la piel. A medida que envejecemos, la ubicación natural de las almohadillas de grasa en nuestra cara comienza a migrar hacia el sur. Todos estos factores contribuyen a un aspecto facial envejecido.
La menopausia también tiene un efecto sobre el envejecimiento facial. El estrógeno es el responsable de estimular la deposición de grasa de manera uniforme en todo el cuerpo femenino. Pero, tras la menopausia, se produce una reducción de los niveles de estrógenos, lo que hace que la grasa se deposite en una alta concentración en el abdomen, las nalgas y los muslos, y en menor medida en la cara y el cuello.
A medida que envejecemos, las curvas de aspecto juvenil y saludable que antes tenía la parte superior de la cara empiezan a descolgarse. Las mujeres a finales de los 40 años, empiezan a ver que la cara cambia de una forma en V, a una forma cuadrada y con la parte inferior pesada. Estos cambios dan lugar a pómulos planos, ojos hundidos y líneas de expresión más profundas. Por desgracia, no hay mucho que podamos hacer para evitar la pérdida de volumen en las mejillas, ya que es un efecto natural del envejecimiento. Pero la buena noticia es que hay varias opciones de rellenos cosméticos que pueden revertir el proceso de envejecimiento en las mejillas simplemente añadiendo volumen de nuevo.