Periodismo narrativo

La primera novela de «no ficción» fue Operación Masacre, realizada en 1957 por el argentino Rodolfo Walsh. A sangre fría, de Truman Capote, fue la segunda, y la primera en lengua inglesa; se estableció como un ejemplo histórico de periodismo narrativo en forma de novela. Publicada en 1965, contribuyó a demostrar a los escritores la posibilidad de utilizar técnicas creativas sin dejar de seguir las pautas del periodismo.

Aunque Capote afirma haber inventado esta nueva forma de periodismo, a menudo se piensa que el origen de un movimiento de escritura creativa en el periodismo se produjo mucho antes. Las características del periodismo narrativo pueden encontrarse en los escritos de Daniel Defoe en el siglo XVIII, así como en los de Mark Twain en el siglo XIX y en los de James Agee, Ernest Hemingway y John Steinbeck en el periodo de la Segunda Guerra Mundial.

El contemporáneo de Capote, Tom Wolfe, también escribió El nuevo periodismo en 1974 y se le atribuye el mérito de popularizar el debate sobre la conveniencia de la narrativa en el periodismo. Cita a Gay Talese como el «padre» del nuevo periodismo, y ejemplifica los fundamentos del periodismo narrativo en su compilación «The Gay Talese Reader».

Hoy en día, muchas novelas de no ficción utilizan el periodismo narrativo para contar sus historias. Publicaciones impresas como Harper’s, The New Yorker, Esquire, Rolling Stone y The Village Voice también dan la bienvenida a los periodistas narrativos.

Las publicaciones de los periódicos de gran tirada siguen siendo cautelosas a la hora de apoyar demasiado el periodismo narrativo debido a las limitaciones de tiempo y espacio, y a menudo imprimen la narrativa ocasional en un reportaje dominical o en una revista suplementaria.

Las definiciones del periodismo narrativo son muchas y variadas. Algunos prefieren referirse a él como periodismo literario o no ficción creativa. En pocas palabras, la narrativa es la forma en que se construye una historia a través de un punto de vista particular y la disposición de los acontecimientos. El Programa Nieman de Periodismo Narrativo, puesto en marcha en 2001, pretende ser un centro de enseñanza, aprendizaje y práctica del periodismo narrativo. La Fundación Nieman define el periodismo narrativo como algo más que contar historias: es un género complejo con múltiples capas y contextos que, cuando se hace bien, tiene la capacidad de reformar los periódicos y hacerlos esenciales y convincentes. A grandes rasgos, algunos de los elementos críticos del periodismo narrativo son los siguientes:

Contiene información precisa y bien documentada, y además es interesante de leer.

Se ocupa de personas intrigantes, emociones humanas y situaciones reales. Ofrece la historia privada que hay detrás de la historia pública.

Llega más allá de lo ordinario mezclando el reportaje de los hechos con el estilo de escritura de la ficción.

Mark Kramer, antiguo director del Programa Nieman de Periodismo Narrativo, dice que es «un periodismo que no asume que el lector es un robot, que reconoce que el lector sabe mucho y siente y se ríe y se vuelve loco». Kramer subraya la importancia de la voz. Los lectores toman su café con el periódico por la mañana, dice. Quieren entender e incluso identificarse con la voz de las noticias; pero la información habitual es anónima y contenida, lo que hace que el lector se sienta solo. Cuando se tiene una audiencia formada por tantos tipos de personas dispares, parece noble apelar al mínimo común denominador y limitarse a hablar de los hechos. Pero lo que ocurre es la despersonalización de la voz informativa: el periodismo narrativo pretende devolver la voz humana a la mesa del desayuno. Kramer define el periodismo narrativo como un escrito que contiene los siguientes elementos:

1.Escenarios de rodaje;

2.Personajes;

3.Acción que se desarrolla a lo largo del tiempo;

4.Voz con personalidad;

5.Una relación con la audiencia; y

6.Destino – un tema, un propósito y una razón.

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