La historia de Bob Hoover
R.A. «Bob» Hoover era un artista cuyo medio eran los aviones y cuyo lienzo era el cielo. Por ello, el general Jimmy Doolittle le llamó «El mejor hombre de palo y timón que jamás haya existido»
Fue un regalo singular para la aviación y el país que amaba. Bob se sentía inspirado e impulsado por lo que él llamaba «Lo desconocido»
Como piloto de caza, como piloto de pruebas militar y como piloto de pruebas civil y ejecutivo de North American Rockwell, siempre buscó las misiones que le llevaran más allá de los límites anteriores. ¿Por qué? Para aprender. Para encontrar formas más seguras y mejores de volar, para ampliar nuestra comprensión de la aerodinámica, de los aviones y de nosotros mismos como aviadores.
A los 18 años, Bob Hoover ya sabía volar y había aprendido por sí mismo las acrobacias aéreas. Como miembro de la Guardia Nacional Aérea de Tennessee, se le consideró tan hábil que dio paseos de control a todos los instructores de vuelo.
Se le ofreció un juego de alas y una comisión de oficial de vuelo sin entrenamiento formal de vuelo. Sin embargo, las alas que recibiría no lo calificarían para el combate. Rechazó la comisión y se ofreció como voluntario para el entrenamiento de combate. Cuando fue derribado sobre el Mediterráneo & hecho prisionero por los alemanes, Bob Hoover intentó escapar repetidamente durante los dieciséis meses de su cautiverio. Cada vez fue capturado, golpeado y puesto en confinamiento solitario.
Nunca se rindió. Finalmente escapó, robó un avión enemigo y voló hasta la libertad.
Como piloto de pruebas, las historias de la determinación de Bob para conseguir que los aviones que funcionaban mal volvieran a tierra contra todo pronóstico son legión. Aunque se le ordenó abandonar varios vuelos, Bob creyó que salvar el avión significaba obtener respuestas, respuestas que salvarían las vidas de otros pilotos y, en algunos casos, miles de trabajos de producción.